
El auge global de la ultraderecha está encontrando un muro de contención inesperado: las mujeres, que votan cada vez más a formaciones de izquierda y progresistas. Datos de Eurostat y el European Social Survey revelan que la brecha de género en el voto se ha duplicado en la última década, con un 65% de mujeres jóvenes apoyando opciones feministas frente al 40% de hombres en su misma franja de edad.
Este fenómeno, analizado en El País, tiene raíces profundas:
- El retroceso en derechos reproductivos (leyes antiaborto en Polonia, Hungría o EE.UU.)
- La violencia machista, convertida en bandera electoral de partidos como Vox
- La precariedad laboral feminizada, que las derechas ignoran
En países como Alemania, la diferencia llega al 15% entre votantes de AfD (más hombres) y Verdes (más mujeres). En España, el 62% de las mujeres menores de 35 años votó a partidos de izquierda en 2023, según el CIS. Expertas como la politóloga Clara Connolly lo atribuyen a que «la igualdad ya no es negociable para una generación que asume el feminismo como derecho humano«.
La reacción no se hace esperar: formaciones como Fratelli d’Italia o el RN francés intentan lavar su imagen con «feminismo nacionalista«, una contradicción que las urnas siguen desmintiendo. El 75% de las italianas rechazó a Meloni en las europeas, según datos oficiales.
Cuando los derechos conquistados están en juego, el voto femenino se convierte en trinchera. La ultraderecha puede ganar elecciones, pero está perdiendo a la mitad de la población.
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