
Imagen: herculesdiario.es. El Solidario. Sin medidas nuevas, la situación económica de los jóvenes españoles continuará un año más a la baja, con una merma de su poder adquisitivo.
La juventud española enfrenta una creciente precariedad laboral y económica, resultado de una significativa pérdida de poder adquisitivo en los últimos años. Entre la falta de oferta inmobiliaria, los salarios estancados y los empleos precarios, se encuentran en una encrucijada por sobrevivir.
Según datos del Consejo de la Juventud, los jóvenes han perdido un 20% de su poder adquisitivo en los últimos 15 años, lo que ha incrementado las dificultades para acceder a una vivienda digna y ha limitado sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
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Situación económica de los jóvenes
A pesar de que España ha registrado cifras de empleo excepcionales en 2024, con una disminución del desempleo a 2,56 millones y un récord histórico de 21,33 millones de afiliados a la Seguridad Social, los jóvenes siguen enfrentando desafíos económicos significativos.
La tasa de paro entre menores de 30 años se situó en el 19,8% en el segundo trimestre de 2024, la más baja desde 2008, pero aún elevada.
Impacto en el desarrollo personal y laboral
La precariedad económica afecta directamente al desarrollo personal y laboral de los jóvenes. La dificultad para acceder a una vivienda propia y la inestabilidad laboral limitan sus proyectos de vida y bienestar.
Además, la alta temporalidad y parcialidad de los contratos laborales entre los jóvenes, con un 25,7% de empleo a tiempo parcial en el segundo trimestre de 2024, contribuyen a la inseguridad y frustración de este colectivo.
Medidas a tomar en cuenta
El Gobierno ha implementado diversas medidas para combatir la precariedad juvenil. La reforma laboral de 2022 ha reducido la temporalidad y ha mejorado la calidad del empleo, especialmente entre mujeres y jóvenes.
Además, se ha aprobado el Plan de Acción de Juventud 2022-2024, que incluye acciones para fomentar el empleo digno y estable, así como la formación y el bienestar mental de los jóvenes.
No obstante, persisten desafíos como la alta tasa de paro juvenil y la necesidad de mejorar las políticas activas de empleo y la formación específica para este colectivo.
El diálogo social, esencial en este proceso, se enfrenta a obstáculos por la tensión política y la negociación de medidas como la subida del salario mínimo y la reducción de jornada.
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