Un problema creciente en la era de la tecnología, la basura digital; también conocida como e-waste, se ha convertido en un problema ambiental y de salud pública de gran magnitud. Según el Pacto Mundial, la cantidad de residuos electrónicos generados a nivel mundial está aumentando a un ritmo alarmante. En 2022, se generaron 62 millones de toneladas de e-waste, y se espera que esta cifra alcance los 82 millones de toneladas para 2030.
Impacto en la salud y en el medio
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Los residuos electrónicos contienen sustancias peligrosas como plomo, mercurio y cadmio, que pueden contaminar el suelo y el agua, y representar un riesgo significativo para la salud humana. La gestión inadecuada de estos residuos puede llevar a la liberación de toxinas en el medio ambiente, afectando tanto a los ecosistemas como a las comunidades locales.
La gestión eficiente de la basura digital es crucial para mitigar sus efectos negativos. Actualmente, solo el 22,3% de los residuos electrónicos se reciclan adecuadamente. Esto deja una gran cantidad de recursos valiosos sin recuperar y aumenta los riesgos de contaminación. Es esencial que los países implementen políticas y programas efectivos para mejorar las tasas de reciclaje y promover la reutilización de dispositivos electrónicos.
Iniciativas y soluciones
Algunas iniciativas están comenzando a abordar este problema. Por ejemplo, la Unión Europea ha establecido metas ambiciosas para el reciclaje de e-waste y está promoviendo la economía circular. Además, empresas tecnológicas están desarrollando programas de reciclaje y reutilización de dispositivos, y se están explorando nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia del reciclaje.
La basura digital es un desafío global que requiere una acción concertada por parte de gobiernos, empresas y ciudadanos. Solo a través de esfuerzos colectivos podremos reducir el impacto ambiental y de salud de los residuos electrónicos y avanzar hacia un futuro más sostenible.
Fuente: pactomundial.org