La identificación con distintivos de colores en los juzgados de Bilbao, destinada a proteger a víctimas de violencia de género, desata un intenso debate legal.
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La reciente medida adoptada por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer en Bilbao ha suscitado un amplio debate. Se ha decidido identificar a los investigados con distintivos de colores para proteger a las víctimas, evitando que se crucen con sus agresores en los pasillos judiciales. Esta decisión, aunque polémica, tiene como objetivo primordial evitar la revictimización de las mujeres que se atreven a denunciar. Sin embargo, el Colegio de la Abogacía de Bizkaia ha presentado una queja formal, alegando que esta medida vulnera la presunción de inocencia.
El juez decano de Bilbao, Aner Uriarte, ha defendido la medida como una forma de organización interna, afirmando que es una herramienta para garantizar la seguridad y dignidad de las víctimas en un entorno judicial muchas veces hostil. “Si ya es duro denunciar, más duro es encontrártelo de sopetón en el juzgado”, señaló Uriarte, subrayando la importancia de evitar que la víctima tenga que revivir el trauma al enfrentarse cara a cara con su agresor.
La respuesta del Colegio de Abogados
El Ilustre Colegio de la Abogacía de Bizkaia ha mostrado su firme rechazo a este nuevo protocolo, argumentando que compromete la igualdad y dignidad de los acusados. Sin embargo, es crucial recordar que estas medidas buscan proteger a quienes han sufrido violencia y ahora luchan por justicia. En un sistema que a menudo deja a las víctimas en segundo plano, es fundamental priorizar su bienestar. La decana del Colegio, Maite Morillo, ha exigido la inmediata rectificación del protocolo, aunque la discusión sigue abierta.
Protección frente a controversia
Mientras algunos cuestionan la presunción de inocencia, es vital reconocer el valor de proteger a las víctimas en situaciones de vulnerabilidad extrema. No se trata de criminalizar sin juicio, sino de evitar que las víctimas sufran un nuevo ataque, esta vez emocional, al cruzarse con sus agresores en un lugar donde deberían sentirse seguras. “La justicia no es solo para los acusados; es, sobre todo, para las víctimas”, recalcó Uriarte, enfatizando que esta medida no afecta el proceso judicial, sino que humaniza y da seguridad a quienes más lo necesitan.
El debate sobre cómo equilibrar derechos sigue abierto. ¿Crees que la protección de las víctimas justifica esta medida? Comparte tu opinión en los comentarios.
Fuente: La Vanguardia