Esta semana ha estado marcada por una serie de incidentes de violencia machista que destacan la urgente necesidad de abordar este problema de manera más efectiva a nivel global.
Durante diez años, Gisèle fue drogada y agredida sexualmente por su esposo y más de 50 hombres.
En Francia, Gisèle Pélicot ha dado un testimonio valiente al relatar los abusos sufridos durante una década. Drogada por su esposo, Dominique Pélicot, Gisèle fue entregada a más de 50 hombres que la violaron sistemáticamente.
Mujer fue arrastrada por el coche que conducía su ex novio
En España, una mujer ecuatoriana de 33 años falleció tras ser atropellada brutalmente por su expareja. En un acto de violencia devastadora, el hombre arrancó el vehículo, arrastrándola varios metros y subiéndose a la acera antes de que ella cayera al suelo, gravemente herida. La víctima sufrió un traumatismo craneoencefálico severo y múltiples fracturas.
La atleta ugandesa Rebecca Cheptegei muere tras sufrir quemaduras graves en un brutal ataque de su pareja.
En Kenia, la atleta olímpica ugandesa Rebecca Cheptegei falleció tras ser atacada por su novio, Dickson Ndiema. Ndiema la roció con gasolina y le prendió fuego durante una discusión, dejándola con quemaduras en el 75% de su cuerpo.
Estos trágicos eventos, aunque distantes geograficamente, reflejan una realidad alarmante: la violencia machista sigue siendo una amenaza global. La valentía de las víctimas y la urgencia de sus historias deben impulsar a la sociedad a actuar con determinación para erradicar este flagelo.
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