
Ilustración/ El Solidario: Hidrantes del Guadalquivir piden agilizar los tres embalses proyectados
La crisis hídrica en Andalucía vuelve a encender las alarmas. Los regantes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) han solicitado con carácter urgente que se agilicen los trámites para la construcción de tres embalses clave en la región.
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Estas infraestructuras, consideradas vitales para garantizar el abastecimiento y mitigar los efectos de las sequías extremas, están pendientes de una respuesta definitiva, mientras las comunidades agrícolas enfrentan desafíos que afectan no solo la economía, sino también derechos básicos como el acceso al agua.
Una inversión esencial para la sostenibilidad
El desarrollo de los embalses en Cerro Blanco, Arenoso y Víboras no es solo una demanda técnica, sino una apuesta por la justicia hídrica en una región donde el agua escasea cada vez más. Estas obras beneficiarían a más de 30.000 hectáreas de cultivos y a miles de familias que dependen de ellos. Sin embargo, los retrasos administrativos y la falta de financiación han puesto en jaque su viabilidad.
«El agua es un derecho humano, y su distribución equitativa debe ser una prioridad en las políticas públicas», señala el portavoz de una de las asociaciones de regantes.
La crisis climática y la urgencia de actuar
El impacto de la crisis climática es cada vez más evidente en el sur de España, donde las lluvias son cada vez más irregulares y las sequías más prolongadas. La construcción de embalses no es la única solución, pero sí una pieza clave dentro de una estrategia integral que debe incluir la modernización de sistemas de riego, la recuperación de acuíferos sobreexplotados y la promoción de cultivos más resilientes.
La demanda de los regantes trasciende los intereses agrícolas. Se trata de garantizar un futuro sostenible para las comunidades rurales, que ya enfrentan el riesgo de despoblación debido a la falta de recursos básicos. La igualdad en el acceso al agua es también una cuestión de justicia social, especialmente para las poblaciones más vulnerables.
La construcción de los tres embalses no es solo una respuesta a una necesidad técnica, sino un paso hacia un modelo más justo, sostenible y resiliente. De la rapidez y el compromiso de las administraciones dependerá que las generaciones futuras no hereden un futuro marcado por la escasez y la desigualdad.
¿Estamos haciendo lo suficiente para garantizar el acceso equitativo al recurso más esencial de todos?
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