
'El Estado genocida de Israel recrudece sus bombardeos sobre Gaza durante las últimas 12 horas' // Al Mayadeer // El Solidario
La violencia de la ocupación volvió a cobrarse una vida inocente. Un niño palestino de 12 años fue asesinado a tiros por el ejército israelí en la ciudad de Yenín, en Cisjordania ocupada. Las fuerzas armadas justificaron la operación como parte de una «intervención de seguridad», pero los testigos y organizaciones de derechos humanos lo tienen claro: el menor no representaba ningún tipo de amenaza. Fue un disparo a la impunidad, otro más en la larga lista de crímenes silenciados.
Este crimen no es una excepción, sino parte de un patrón. Solo en 2025, más de una decena de menores palestinos han muerto por fuego israelí en Cisjordania. Niñas y niños atrapados entre la rutina del miedo, los escombros de sus hogares y la brutalidad militar. En Yenín, la situación es crítica: barrios enteros han sido destruidos, familias desplazadas y los hospitales colapsan ante la represión sistemática.
La comunidad internacional guarda un silencio cómplice, mientras Israel profundiza su ocupación con el respaldo económico y militar de potencias occidentales. El gobierno español, pese a su compromiso verbal con los derechos humanos, continúa sin tomar acciones reales. Tampoco se han detenido las compras de armamento a empresas israelíes, a pesar del veto simbólico anunciado.
En un mundo donde las vidas palestinas parecen tener menos valor, este asesinato debe sacudir conciencias. No es un número. No es una estadística. Era un niño. Tenía nombre, sueños, una familia. Y lo mataron.
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