
El presidente Gustavo Petro oficializó la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China
El presidente Gustavo Petro oficializó la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, un ambicioso plan global de infraestructura y comercio lanzado en 2013. La decisión busca atraer inversión en sectores estratégicos como energía, inteligencia artificial y transporte, y reducir el déficit comercial con el gigante asiático, que supera los 14.000 millones de dólares. Sin embargo, la medida ha generado preocupaciones en Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia, y ha reavivado el debate sobre los riesgos de dependencia financiera y geopolítica.
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La firma del acuerdo, realizada en Pekín tras una reunión entre Petro y Xi Jinping, marca un giro en la política exterior colombiana, tradicionalmente alineada con Washington. China ofreció una línea de crédito de 66.000 millones de yuanes para América Latina, y prometió cooperación en comercio, tecnología e infraestructura, incluyendo energía eólica, vehículos eléctricos e inteligencia artificial.
Petro destacó que la adhesión impulsará las exportaciones, atraerá inversión china y mejorará la conectividad del Pacífico colombiano. Además, señaló que el ingreso al proyecto podría ser clave para reducir el déficit comercial con China y revitalizar la zona del Litoral Pacífico colombiano, que inauguró en febrero una conexión marítima con Shanghái.
No obstante, la decisión ha generado tensiones con Estados Unidos. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental anunció que se opondrá a los desembolsos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras entidades financieras a empresas estatales chinas que operen en Colombia, por considerar que comprometen la seguridad regional. Uno de los proyectos en riesgo es la Línea 2 del Metro de Bogotá, que incluye un consorcio chino y ya recibió financiación del BID.
Expertos también advierten sobre los riesgos de endeudamiento y dependencia. La experiencia de otros países latinoamericanos, como Ecuador y Venezuela, muestra que algunos proyectos financiados por China han enfrentado problemas de corrupción, baja calidad y falta de transparencia. Además, la falta de una estrategia clara por parte del gobierno colombiano para manejar la relación con China podría agravar estos riesgos.
La adhesión de Colombia a la Franja y la Ruta representa una oportunidad para diversificar sus relaciones internacionales y atraer inversión en sectores clave. Sin embargo, es fundamental que el país establezca una estrategia clara y transparente para gestionar esta relación, evitando caer en una dependencia excesiva o comprometer su soberanía. El equilibrio entre los beneficios económicos y los riesgos geopolíticos será crucial para que esta decisión contribuya al desarrollo sostenible y al bienestar de la población colombiana.
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