Pilar 
EFE. Carlos Rivas
Colectivos ecologistas y vecinales han alertado sobre el daño ambiental que supondría la ampliación del aeropuerto de El Prat, un proyecto que podría destruir zonas protegidas y aumentar la contaminación en Barcelona.
El plan de expansión, impulsado por Aena y respaldado por parte del gobierno catalán, busca incrementar la capacidad operativa del aeropuerto, pero organizaciones como Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife advierten de su impacto irreversible en el Delta del Llobregat, un humedal clave para la biodiversidad.
Según estudios, la obra afectaría a más de 1.000 hectáreas de espacio natural, incluyendo áreas de nidificación de aves protegidas.
El conflicto refleja la tensión entre el crecimiento económico y la sostenibilidad. Mientras el sector turístico y empresarial defiende la ampliación como una «oportunidad para Catalunya», los ecologistas exigen paralizar un proyecto que incumpliría los compromisos climáticos de la UE. La Generalitat, dividida, enfrenta presiones para buscar alternativas menos lesivas.
La movilización social contra la ampliación ya ha logrado retrasos, pero el debate sigue abierto: ¿debe primar el beneficio económico a corto plazo o la protección del medioambiente? La respuesta definirá el modelo de desarrollo no solo de Barcelona, sino de toda Europa.
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