
Archivo EFE/ELSOLIDARIO. Nacho Cano.
Nacho Cano, exintegrante de Mecano y productor del musical Malinche, deberá declarar, este lunes, como investigado en el Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid. La causa, que también involucra a otros responsables, está relacionada con supuestos delitos contra los derechos de los trabajadores y extranjeros. La denuncia inicial partió de una becaria mexicana, quien asegura haber trabajado bajo condiciones irregulares y abusivas durante la producción del espectáculo.
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Según la investigación judicial, los becarios contratados para el musical realizaban jornadas excesivas, que podían extenderse desde las siete de la mañana hasta la medianoche, en un esquema que, presuntamente, buscaba encubrir una relación laboral bajo la apariencia de formación académica. Además de Cano, han sido imputados el director de la escuela Jana Producciones, que gestionaba a los becarios, y el administrador del hotel donde estos eran alojados.
La explotación laboral
Las pesquisas han evidenciado una serie de irregularidades que incluyen explotación laboral y posible fraude en la contratación de trabajadores extranjeros, prácticas que vulneran los derechos humanos básicos. Mientras que los abogados defensores califican la investigación de «esperpento» y denuncian irregularidades en el proceso, los agentes de la policía han ratificado su informe, señalando que las condiciones laborales de los becarios eran claramente abusivas.
Este caso ha despertado una ola de indignación en los sectores culturales y sociales, destacando la precaria situación de muchos trabajadores en la industria artística, particularmente los extranjeros. Organizaciones sindicales y defensoras de derechos laborales subrayan la urgencia de establecer mayores controles para garantizar que los contratos de formación no se conviertan en herramientas de explotación.
La gravedad de este asunto pone de manifiesto la fragilidad del sistema de protección laboral en España y la necesidad de reforzar las inspecciones y sanciones ante este tipo de prácticas. Las empresas y productores asuman su responsabilidad en la creación de espacios de trabajo dignos y respetuosos, pues tolerar la explotación laboral perpetúa un modelo desigual e inhumano.
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