
Archivo: El Solidario. La organización Nofumadores ha recogido 396 mil firmas en Change.org para que el Gobierno apruebe “una ley nacional que declare a todas las playas como libres de tabaco, vapeo y, lo más importante, sus residuos.
España ha experimentado un crecimiento exponencial en la cantidad de playas libres de humo. Más de 700 arenales han eliminado el tabaco de sus áreas, una medida que, a primera vista, parece un paso positivo hacia la protección de la salud y el medio ambiente. Sin embargo, la realidad es más compleja y decepcionante.
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La morganización Nofumadores denuncia que estas prohibiciones terminan siendo cosméticas. Aunque las playas prohíben fumar, solo 63 de ellas imponen multas a quienes incumplen la normativa. La foto queda bonita, pero la falta de sanciones dificulta el cumplimiento real.
En la mayoría de los espacios, los ayuntamientos se limitan a informar mediante carteles sobre la prohibición de fumar, sin esforzarse en hacerla cumplir. A pesar de contar con mecanismos legales a nivel nacional, como el artículo 18.1 de la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, muchos pueblos carecen de ordenanzas municipales específicas. La falta de legislación local se suma a la escasa vigilancia y comunicación con la ciudadanía y los turistas, lo que socava la efectividad de estas zonas libres de humo.
Sanciones por fumar en las playas españolas
Solo Cataluña y Canarias destacan como excepciones. En la ciudad de Lloret de Mar (Girona), por ejemplo, se prohíbe fumar en todas las playas o calas, con multas de 30 euros.
En Las Palmas de Gran Canaria, las sanciones pueden llegar a los 300 euros, mientras que en Mogán, al sureste de la isla, los infractores enfrentan multas de hasta 1.800 euros por arrojar colillas y de hasta 400 euros por fumar. En Santa Cruz de Tenerife y El Rosario, las sanciones alcanzan los 750 euros.
Esta disparidad entre la normativa y su aplicación refleja una falta de compromiso real con la salud pública y el bienestar de quienes disfrutan de nuestras playas. Es hora de que las palabras se traduzcan en acciones concretas, y que las multas por fumar sean una realidad, no solo un simulacro.