Miles de mujeres sufren en silencio la difusión de imágenes sin su consentimiento.
La extorsión y venganza a través de imágenes íntimas se ha convertido en una forma de violencia digital que afecta principalmente a mujeres. Aunque esta práctica de intercambio de contenido íntimo se presenta como un juego inocente, sus consecuencias son devastadoras. Un simple clic puede arruinar vidas, especialmente en una sociedad que continúa culpabilizando a las víctimas en lugar de responsabilizar a los agresores.
Una forma de violencia digital que deja huellas profundas en las vidas de las mujeres
Las cifras de denuncias por la divulgación no consentida de imágenes en España muestran un aumento alarmante, con miles de casos reportados y muchos más en silencio debido a la vergüenza y el miedo al juicio social.
Según informe de Censuswide en España, el 77% de los encuestados de entre 16 y 24 años ha sido víctima o conoce a alguien que lo ha sido.
Esta violencia no es solo un problema personal, sino un reflejo de una cultura que sigue normalizando la cosificación del cuerpo femenino y la impunidad del acoso y la extorsión en línea.
Es imperativo crear una legislación más robusta, acompañada de una educación que enseñe a jóvenes y adultos a valorar su privacidad y respetar la ajena.
Además, es urgente exigir a las plataformas digitales responsabilidad en la eliminación de contenidos no consentidos y proporcionar recursos adecuados para apoyar a las víctimas de esta creciente epidemia de violencia digital.
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