
Tomada de Reuters/El Solidario. Por falta de Quórum se cayó la reforma política propuesta por el Gobierno colombiano.
El Congreso colombiano volvió a tumbar una reforma clave del gobierno de Gustavo Petro. Por segunda vez, la reforma política ha sido rechazada en el poder legislativo, un revés que no solo afecta al gobierno, sino que demuestra cómo las fuerzas tradicionales de la derecha se resisten a cualquier cambio estructural que pueda transformar el país en beneficio de las mayorías.
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La decisión también se produce pocos días después del hundimiento de una reforma fiscal que buscaba financiar el presupuesto estatal, otro golpe al proyecto de gobierno progresista.
La derecha, la ‘piedra en el zapato’ para las reformas progresistas
Esta segunda derrota de la reforma política es sintomática de un problema más profundo en la democracia colombiana: una derecha que sigue aferrada al statu quo, boicoteando toda iniciativa que signifique redistribuir el poder político y económico.
La propuesta de Petro, lejos de ser radical, buscaba modernizar las instituciones, mejorar la representación política y luchar contra la corrupción que ha corroído el sistema durante décadas. Sin embargo, cualquier avance en estos temas parece incomodar a quienes históricamente han controlado el país.
Resulta irónico que sectores políticos que dicen defender la democracia sean los primeros en bloquear reformas que precisamente pretenden fortalecerla. Desde el inicio de su mandato, Gustavo Petro ha enfrentado una oposición feroz que, en lugar de presentar propuestas alternativas, ha apostado por el freno sistemático de su agenda.
La reforma política es solo una muestra más de cómo se priorizan los intereses particulares por encima del bienestar de todos los colombianos.
No se puede construir un país más justo si cada intento de cambio se convierte en una batalla perdida. El rechazo a esta reforma no solo es una derrota para el gobierno de Petro, sino para los millones de colombianos que, cansados de la desigualdad y la corrupción, votaron por un proyecto de transformación social.
¿Cuánto más debe esperar Colombia para ver reformas que le permitan avanzar hacia una democracia más equitativa y transparente? El verdadero enemigo no es el cambio, sino la resistencia de una clase política que prefiere que todo siga igual, aunque eso implique dejar a la mayoría de los colombianos a la deriva.
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