Exonerado tras 58 años de condena injusta, víctima de pruebas falsas y tortura
Maria Sánchez Peña 
Iwao Hakamada a su salida del juicio tras pasar 58 años en prisión Fuente: elPlural
Iwao Hakamata pasó 58 años en el corredor de la muerte por pruebas falsificadas. ¿Hasta cuándo seguirá Japón condenando sin justicia?
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El caso más largo en el corredor de la muerte en Japón
Iwao Hakamata, exboxeador de 88 años, fue exonerado tras pasar 58 años condenado injustamente a muerte. La justicia japonesa confirmó que las pruebas en su contra fueron manipuladas por los investigadores, lo que mantuvo a un hombre inocente encarcelado por más de medio siglo. Este trágico caso expone no solo la falsificación de pruebas, sino también una confesión obtenida mediante tortura. Hakamata siempre negó el crimen, un asesinato múltiple en 1966, por el cual fue injustamente condenado.
En octubre de 2023, un nuevo juicio desveló la verdad: cinco prendas encontradas en un tanque de miso, claves en su condena, habían sido alteradas. A pesar de su excarcelación en 2014, la fiscalía seguía defendiendo su culpabilidad. «Es una vergüenza que mi hermano haya pasado tanto tiempo en esta pesadilla», declaró Hideko, hermana de Hakamata. Este caso pone en evidencia cómo el sistema judicial japonés permitió la tortura y la falsificación de pruebas sin ninguna revisión exhaustiva durante décadas.
Un reclamo urgente por la abolición de la pena de muerte
La liberación de Hakamata ha provocado una ola de denuncias sobre la pena capital en Japón. Amnistía Internacional ha calificado este caso como «un ejemplo impactante de la injusticia que la pena de muerte puede causar». Boram Jang, portavoz de la ONG, pidió que se aboliera la pena de muerte de forma definitiva en el país. Las organizaciones de derechos humanos advierten que ningún sistema judicial es infalible y que la pena capital priva a las personas de una segunda oportunidad.
Japón debe tomar este caso como un punto de inflexión para reformar un sistema judicial arcaico que ha fallado a sus ciudadanos. Hakamata vivió 58 años esperando una justicia que llegó demasiado tarde. La abolición de la pena de muerte es la única manera de evitar que más inocentes sufran como él.
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Fuente: elPlural
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