
Archivo REUTERS/ELSOLIDARIO. El papa Francisco en Roma.
El Vaticano ha anunciado nuevas directrices que permiten la admisión de hombres homosexuales al sacerdocio católico, siempre que se comprometan al celibato y no promuevan la «cultura gay». Esta decisión representa un cambio significativo en la postura de la Iglesia respecto a la orientación sexual de sus clérigos.
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Condiciones para la ordenación
Según el documento oficial, aquellos con «tendencias homosexuales profundamente arraigadas» pueden ser ordenados si demuestran una vida de castidad y adhesión a las enseñanzas eclesiásticas. Sin embargo, se enfatiza que no se admitirán en el seminario ni en las órdenes sagradas a quienes practiquen la homosexualidad o apoyen activamente dicha cultura.
Esta medida se alinea con declaraciones previas del Papa Francisco, quien en 2013 expresó: «¿Quién soy yo para juzgar?» al referirse a sacerdotes homosexuales que buscan a Dios con sinceridad. No obstante, en 2018, el Papa sugirió que los sacerdotes homosexuales deberían reconsiderar su vocación si no pueden mantener el compromiso del celibato.
Tensiones dentro de la Iglesia
A pesar de este avance, persisten tensiones dentro de la Iglesia. Recientemente, en Segovia, España, un párroco negó la comunión a parejas homosexuales, decisión respaldada por la Diócesis local, que argumentó que dichas acciones evitan «escándalo entre los fieles».
Este incidente refleja la disparidad de interpretaciones y prácticas respecto a la inclusión de personas LGTBIQ+ en la comunidad eclesiástica.
La comunidad LGTBIQ+ cristiana ha manifestado sentimientos encontrados. Mientras algunos ven en las nuevas directrices un paso hacia la inclusión, otros señalan que aún existen prácticas discriminatorias, como las terapias de conversión, que ciertos sectores conservadores promueven. Miembros de esta comunidad abogan por una Iglesia más inclusiva que refleje el mensaje de amor y aceptación inherente al cristianismo.
Aunque las nuevas medidas representan un avance, surge la interrogante: ¿Es esta apertura suficiente para promover una inclusión real? . ¿Cómo podrá equilibrar su mensaje espiritual con las crecientes demandas sociales de igualdad y respeto a la diversidad?.
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