El Gobierno arma el futuro mientras desmantela el presente social y se rinde a los intereses de la OTAN
Fausto 
Moncloa/El Solidario. España se alinea cada vez más con las dinámicas belicistas de Washington y Bruselas.
Pedro Sánchez ha decidido apostar por la guerra en lugar del bienestar, comprometiendo más de 10.500 millones de euros en gasto militar para cumplir con el objetivo impuesto por la OTAN del 2% del PIB. Lo ha hecho con el rechazo abierto de sus socios de gobierno,Sumar y otras fuerzas progresistas, y sin necesidad de pasar por el Congreso. Una maniobra que, además de autoritaria, representa una grave traición a los compromisos sociales adquiridos con la ciudadanía.
Mientras millones de personas siguen esperando mejoras en sanidad, educación, vivienda o dependencia, el Gobierno opta por destinar una cifra obscena de recursos públicos al complejo militar-industrial. ¿Dónde queda entonces el escudo social? ¿Dónde la transición ecológica justa? ¿Dónde el compromiso con una política exterior basada en los derechos humanos y no en los intereses de los grandes lobbies armamentísticos?
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El giro atlantista de Sánchez no es nuevo, pero esta decisión lo consolida. España se alinea cada vez más con las dinámicas belicistas de Washington y Bruselas, mientras desoye a sus propios votantes y a los colectivos sociales que claman por una paz real, que no se construye con bombas ni con cazas, sino con justicia social y climática.
El hecho de que esta medida no requiera convalidación parlamentaria es aún más preocupante: se impone un modelo autoritario y opaco de toma de decisiones, alejado del control democrático. Un modelo que convierte al Consejo de Ministros en una mesa de contratistas militares y no en un espacio de defensa del interés público.
Este no es el camino. Apostar por el gasto en Defensa mientras se precarizan los derechos es un sinsentido en un país golpeado por la desigualdad, el cambio climático y la desafección política. Es hora de que la sociedad civil levante la voz: no con nuestros impuestos, no en nuestro nombre. La paz no se construye con más armas, sino con más justicia.
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