Desesperación en el mar, 60 migrantes abandonados a su suerte mientras 48 siguen desaparecidos
Maria Sánchez Peña 
Imagen de archivo del helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento de Canarias. Fuente: 20minutos
Un cayuco con 60 migrantes, incluidos niños, es rescatado tras horas de deriva, mientras sigue la búsqueda de 48 desaparecidos.
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La tragedia en las costas canarias no da tregua. Un cayuco con 60 migrantes, incluidos cuatro niños, fue encontrado a la deriva tras horas de desesperación. Desde el lunes, estas personas luchaban por sobrevivir en una zona que ya había sido escenario de otro naufragio fatal solo días antes. La indiferencia ante estas muertes debe acabar. ¿Cuántas vidas más deben perderse en el mar para que se tomen medidas reales y efectivas?
Un rescate que llegó tarde
Salvamento Marítimo localizó el cayuco el martes, tras una angustiosa búsqueda que se activó gracias a una llamada de los migrantes. «Vimos el avión sobrevolar el lugar«, dijeron los ocupantes al 112, desesperados. Sin embargo, este rescate llega en medio de un panorama aún más desolador: en la misma zona, solo unos días antes, 48 personas desaparecieron tras el naufragio de otra embarcación, una tragedia que se repite sin que las autoridades actúen con la urgencia necesaria.
El dispositivo de búsqueda incluyó el avión Sasemar 103 y la guardamar Caliope, que partió al rescate de los migrantes. Sin embargo, ¿es suficiente responder solo cuando las vidas ya penden de un hilo? La falta de políticas preventivas y eficaces deja claro que estos incidentes no son accidentes aislados, sino el resultado de una gestión migratoria fallida.
El drama continúa en silencio
Mientras los medios centran su atención en las cifras, las historias humanas detrás de estas tragedias pasan desapercibidas. Los cuerpos sin vida que llegan a las costas, las familias que nunca volverán a reencontrarse, son el resultado de una crisis migratoria silenciada. Según datos de Cruz Roja, cada semana decenas de personas se juegan la vida en estas embarcaciones precarias, buscando un futuro que a menudo termina en muerte.
Aún sigue la búsqueda de los 48 desaparecidos del naufragio anterior, y el silencio administrativo continúa siendo la norma. Las autoridades españolas y europeas deben asumir su responsabilidad y ofrecer soluciones que prioricen la vida humana, no solo números fríos en las estadísticas.
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Fuente: 20minutos
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