Los desahucios vuelven, los fondos buitre se fortalecen y los alquileres asfixian. ¿Qué hace falta para detener esta crisis habitacional?
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La vivienda, un derecho fundamental, se ha convertido en un lujo inalcanzable para miles de personas en España. A pesar de las medidas anunciadas, los desahucios continúan, los fondos buitre dominan el mercado inmobiliario y los precios de alquiler siguen subiendo sin control. ¿Hasta cuándo se permitirá que la especulación inmobiliaria prevalezca sobre la dignidad de las familias? La crisis habitacional demanda soluciones inmediatas, pero las acciones del gobierno parecen insuficientes.
Fondos buitre y alquileres fuera de control
Los fondos de inversión, conocidos como fondos buitre, han tomado el control de grandes sectores del mercado inmobiliario. Este fenómeno expulsa a familias de sus hogares mientras los precios de alquiler suben sin piedad. «La intervención del gobierno no está frenando esta especulación despiadada», denuncia un portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Mientras los fondos siguen actuando impunemente, las familias ven cómo se les arrebata su derecho a una vivienda digna.
El control de alquileres, una medida que debería aliviar la situación, se está quedando corto. Los propietarios hallan vacíos legales para seguir subiendo precios. «Controlar los alquileres sin sancionar a quienes incumplen es solo un parche», añade la PAH. En un país donde la oferta de vivienda pública es casi inexistente, el aumento de precios sigue dejando a miles de personas al borde del desahucio.
Desahucios implacables: ¿quién protege a las familias?
Durante la pandemia, la prohibición de los desahucios brindó un respiro a muchas familias. Sin embargo, con el fin de esta medida, los desahucios han regresado con fuerza. Familias enteras, algunas con menores, vuelven a ser expulsadas de sus hogares sin alternativas reales. «¿Cómo podemos hablar de recuperación si seguimos dejando a la gente en la calle?», cuestiona la PAH. Los más vulnerables siguen siendo los primeros en sufrir las consecuencias de un sistema que protege al capital por encima de las personas.
El problema de la vivienda no es nuevo, pero la crisis actual lo ha intensificado a niveles alarmantes. Sin una política clara que ponga fin a los desahucios y controle el dominio de los fondos buitre, las familias seguirán siendo las principales víctimas. No basta con medidas temporales, hace falta una reforma estructural que devuelva la dignidad a quienes hoy ven amenazado su hogar.
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Fuente: elDiario.es