
Archivo/El Solidario. La falta de oferta adecuada, la especulación y la ausencia de políticas públicas efectivas han alimentado un sistema desigual.
El encarecimiento de la vivienda en España continúa imparable. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios aumentaron un 8,1% en el tercer trimestre de 2024 respecto al mismo periodo de 2023, acumulando una subida del 9,3% en lo que va del año.
Este incremento, el mayor en dos años y medio, refleja una década ininterrumpida de alzas que está consolidando una crisis estructural en el acceso a la vivienda.
La vivienda se ha convertido en un bien especulativo, desvinculado de su función social. Mientras el mercado inmobiliario disfruta de récords históricos, millones de ciudadanos enfrentan una precariedad creciente.
Una crisis que afecta a los más vulnerables
Más del 30% de los ingresos familiares se destinan a hipotecas o alquileres, una cifra que sobrepasa los límites de sostenibilidad económica en muchos hogares. Este desequilibrio no solo es una amenaza para el bienestar social, sino también para la estabilidad económica del país.
Desde una perspectiva progresista, es indispensable abordar esta crisis desde sus raíces. La falta de oferta adecuada, la especulación y la ausencia de políticas públicas efectivas han alimentado un sistema desigual.
Las soluciones requieren audacia: desde reforzar la construcción de vivienda pública hasta regular el mercado de alquiler y gravar la acumulación especulativa de propiedades. Sin embargo, el diálogo político sigue atrapado en medidas parciales que no confrontan la magnitud del problema.
Por otro lado, hay que reconocer que algunos de los incrementos en los precios responden a factores globales, como el encarecimiento de los materiales de construcción y las tasas de interés al alza.
Sin embargo, estos factores no justifican la inacción política frente a la urgencia de garantizar el derecho a la vivienda. Países como Alemania y Países Bajos han implementado medidas ambiciosas que España podría adoptar, como topes al alquiler y mayores inversiones en vivienda social.
Es hora de romper con la lógica mercantil de la vivienda. Si España no toma medidas contundentes, seguiremos alimentando una burbuja silenciosa que no solo perpetúa desigualdades, sino que pone en riesgo la cohesión social.
¿En España, la vivienda dejó en ser un derecho para convertirse en un privilegio? Te leemos en los comentarios.