En los años 70, en Valencia, mujeres internas del manicomio de Jesús sufrieron graves abusos bajo el régimen franquista.
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Durante los años 70, en Valencia, las mujeres internadas en el manicomio de Jesús fueron sometidas a un infierno que desafía la comprensión humana. A través de diagnósticos arbitrarios, como «ninfomanía», fueron despojadas de su identidad y condenadas al silencio absoluto. Lo que enfrentaron en esas paredes, donde la dignidad era una palabra prohibida, es hoy una denuncia contra la psiquiatría franquista que las sometió a torturas bajo el disfraz de tratamiento médico.
El horror y la deshumanización
Estas mujeres, que no encajaban en las rígidas normas de género impuestas por el franquismo, fueron etiquetadas como enfermas mentales. Bajo la excusa de la medicina, fueron aisladas, electrocutadas y drogadas para mantenerlas en un estado de sumisión total. Las condiciones en las que vivían eran inhumanas, con ratas merodeando en habitaciones oscuras y nauseabundas. Esta realidad, denunciada en su momento por algunas publicaciones, es un reflejo brutal de la opresión patriarcal que se vivía.
La esperanza en Bétera
En 1974, un rayo de esperanza llegó cuando más de 200 internas fueron trasladadas al hospital psiquiátrico de Bétera. Allí, un grupo de profesionales rompió con la inhumana tradición psiquiátrica, permitiendo que estas mujeres recuperaran sus voces y su dignidad. Con un enfoque basado en la escucha y el respeto, estos profesionales demostraron que la mayoría de las internas no padecían enfermedades mentales, sino que eran víctimas de un sistema opresor que las había castigado por desafiar las normas sociales.
La reparación histórica
Hoy, gracias al trabajo de María Huertas y Pau García, estas mujeres que fueron privadas de su humanidad están recuperando sus nombres y su historia. A través del libro «Nueve nombres» y el documental «Buscando mi propio nombre», se está arrojando luz sobre los horrores que vivieron y se está exigiendo justicia para aquellas que fueron tratadas como despojos humanos. Este esfuerzo no es solo un recordatorio de su sufrimiento, sino una denuncia vehemente de las atrocidades cometidas bajo el régimen franquista.
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Fuente: El País