Ángel Rivera 
El Solidario. Las plataformas HBO, Netflix o Disney siguen ingresando mucho dinero gracias a su reconocimiento como marcas.
La publicidad y el marketing pretenden dar valores especiales y específicos a las ofertas de todos esos servicios culturales y de ocio. Podemos poner muchos ejemplos de esta afirmación para dejarla más clara:
A pesar de la existencia de millones de contenidos formativos de todo tipo, ofertados gratuitamente, muchas empresas e influencers logran materializar beneficios muy amplios vendiendo sus productos formativos incluso a precios altos por la exclusividad o especificidad que venden, porque su “marca” ha generado confianza en un sector importante del público.
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A pesar de la existencia de millones de contenidos gratuitos de entretenimiento, las plataformas HBO, Netflix o Disney siguen ingresando mucho dinero gracias a su reconocimiento como marcas.
El predominio de las grandes tecnológicas se ha basado también en facilitar servicios gratuitos como buscadores, geolocalización, música, IA, formación, cine, etc. También, ha consolidado un oligopolio que ha logrado materializar en beneficios gracias a la enorme generación de datos que después resultan muy útiles para la venta de servicios de publicidad, control del electorado, la IA, el IoT, etc.
Se facilitan servicios gratuitos nuevos y de mucha utilidad para la población en general para tener un “control de la abundancia” y para obtener los datos que después pueden traducirse en ventas y por tanto beneficios. Pero hay un enorme talón de Aquiles en este modelo de negocio.
Podría llegar el día que surjan nuevas y cada vez más abundantes empresas como Spotify, Netflix, Google, Amazon, Meta, etc y sus propuestas sean más atractivas que las que ofrecen estas todopoderosas empresas y entonces verían amenazadas su enorme hegemonía actual y su tasa de ganancia podría caer en picado.
Podría llegar el día en el que el valor de confianza que le asigna hoy el público a las marcas se deteriore por lo que la incidencia de la publicidad y el marketing poco puedan hacer.
Podría llegar el día en el que el acceso a la tecnología sea tan universal que no se necesite de una gran empresa para cubrir nuestras necesidades, no solo de servicios de ocio y culturales, sino de cualquier otro bien o servicio.
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