
Imagen tomada de FELGTBI+
La violencia LGTBIfóbica sigue destrozando vidas: ansiedad, miedo y silencio afectan a las víctimas a diario.
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La LGTBIfobia no solo hiere, también destruye la estabilidad emocional de quienes la sufren. Según un reciente informe de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales (FELGTBI+), casi el 60% de las víctimas de acoso o agresión por LGTBIfobia vive con miedo y ansiedad constantes. Este no es un simple dato, es una alerta sobre la incesante violencia y el impacto devastador que esta tiene en la vida diaria de las personas LGTBI. Vivir en alerta, temiendo por su integridad física y emocional, se ha vuelto una realidad aterradora para demasiadas personas.
La carga emocional de ser una víctima constante
Los resultados del informe son desgarradores: más de la mitad de las víctimas afirma sentir ansiedad la mayor parte del tiempo. «El miedo constante a ser atacados nos persigue cada día», denuncia Uge Sangil, presidenta de la FELGTBI+. Las víctimas no solo lidian con agresiones físicas o verbales, también con una carga emocional que destruye su calidad de vida. Muchas personas evitan mostrar afecto en público por temor a ser atacadas, mientras viven con la incertidumbre de quién será el próximo en agredirlas.
Las consecuencias de esta violencia no son temporales. La ansiedad, el insomnio y la depresión se instalan en las vidas de quienes han sido atacados por ser quienes son. La violencia LGTBIfóbica no es solo un acto momentáneo de odio, es una condena que acompaña a sus víctimas día tras día, invadiendo su mente y su vida. Y lo peor de todo: la sociedad aún no responde con la contundencia necesaria para frenar este ciclo de agresión y sufrimiento.

¿Dónde está la respuesta de las instituciones?
Es inadmisible que las administraciones sigan siendo testigos pasivos de esta violencia. «Las leyes no son suficientes, necesitamos acciones», reclama Uge Sangil. Las víctimas no solo necesitan justicia, también apoyo emocional, recursos y un entorno donde puedan vivir sin miedo. Pero mientras las instituciones miran hacia otro lado, las personas LGTBI continúan sufriendo, acorraladas por el odio y la indiferencia.
Es urgente una respuesta sólida, políticas que protejan a las personas LGTBI y castiguen de manera efectiva a los agresores. No podemos seguir tolerando una sociedad donde amar a quien amas o ser quien eres puede costarte la tranquilidad, o incluso, la vida. Es hora de que el cambio suceda, no solo en las leyes, sino en la cultura, en cada rincón donde la discriminación sigue impune.
¿Cómo crees que podemos frenar la violencia LGTBIfóbica? Comparte tu opinión y luchemos juntos.
Fuente: FELGTBI+