Tras un año marcado por la devastación, Gaza se ha convertido en el epicentro de uno de los episodios más brutales del conflicto en Oriente Medio, con un saldo estremecedor de 42.000 palestinos muertos.
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La ofensiva militar israelí, catalogada por muchos como un genocidio, ha dejado cicatrices profundas en una región que continúa envuelta en llamas, mientras la comunidad internacional observa con impotencia y complicidad.
El balance de víctimas en Gaza es aterrador. La mayoría de los fallecidos son civiles, incluyendo miles de mujeres y niños que han sido asesinados en bombardeos indiscriminados.
Genocidio y aniquilación sionista en Gaza
Según informes de Human Rights Watch y Amnistía Internacional, el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército israelí y los ataques deliberados contra áreas civiles constituyen claras violaciones al Derecho Internacional Humanitario, y han sido denunciados como posibles crímenes de guerra.
La situación en Gaza es más que una tragedia humanitaria; es la manifestación de una política de aniquilación sistemática de un pueblo que ha quedado atrapado en una guerra sin salida.
En este último año, los ataques no solo han cobrado la vida de decenas de miles de personas, sino que han dejado a la franja de Gaza en ruinas: edificios residenciales, hospitales, escuelas y la infraestructura básica han sido reducidos a escombros, generando una crisis sin precedentes.
Organizaciones internacionales han advertido que las condiciones de vida en Gaza son insostenibles. Más de **80% de la población depende de la ayuda humanitaria**, mientras que los bloqueos impuestos por Israel impiden el acceso a bienes esenciales como alimentos y medicinas.
Gritos de rechazo para oídos impunes
A pesar de las llamadas urgentes de alto al fuego por parte de Naciones Unidas y varios líderes mundiales,*Israel ha continuado con su ofensiva, argumentando que es necesario para «garantizar su seguridad«.
Sin embargo, sectores progresistas y defensores de los derechos humanos han señalado que este argumento no puede justificar el exterminio sistemático de los palestinos, quienes han sido condenados a vivir en un estado perpetuo de terror y miseria.
Desde Europa hasta América Latina, las protestas en solidaridad con Palestina han crecido, exigiendo el fin de la ocupación y una solución justa que garantice la paz en la región.
El saldo de este año de violencia deja en evidencia que la política militar de Israel no solo ha fallado en traer estabilidad, sino que ha avivado las llamas de un conflicto que, sin un cambio radical, seguirá cobrando la vida de miles de inocentes.
Fuentes: eldiario.es, Amnistía Internacional, Human Rights Watch