El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha intensificado las operaciones militares en Gaza, desoyendo el clamor global que denuncia las crecientes matanzas y violaciones de derechos humanos.
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Mientras la comunidad internacional advierte sobre el riesgo de un genocidio, el gobierno israelí continúa con sus bombardeos sobre áreas civiles palestinas, agravando una crisis humanitaria de dimensiones aterradoras.
En los últimos días, la ofensiva israelí ha provocado más de 400 muertes en Gaza, la mayoría de ellas civiles, incluidos mujeres y niños, según informes de medios internacionales y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional.
La masacre continúa
La brutalidad de los ataques ha dejado un rastro de destrucción que afecta principalmente a la población civil, atrapada en una guerra que parece no tener fin. Las imágenes de familias bajo los escombros y hospitales desbordados reflejan la devastación de un conflicto donde el poderío militar israelí se despliega sin restricciones.
A pesar de las presiones diplomáticas y las protestas globales, Netanyahu ha declarado que no detendrá las operaciones militares, justificando los ataques como medidas de «defensa» contra las facciones palestinas.
Sin embargo, los sectores progresistas y defensores de los derechos humanos han denunciado que estas acciones no son más que una excusa para continuar con una política de aniquilación sistemática de la población palestina.
Condena internacional
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, ha calificado los ataques como «una limpieza étnica en pleno siglo XXI». Desde varios rincones del mundo, se escuchan voces exigiendo el cese inmediato de las hostilidades.
Países como Francia y Sudáfrica han condenado abiertamente los bombardeos, y en las calles de ciudades como Londres y Nueva York, miles de manifestantes han salido a expresar su repudio contra las acciones del gobierno israelí, pidiendo un alto al fuego y el fin del bloqueo sobre Gaza.
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch han advertido que las acciones de Israel podrían constituir crímenes de guerra, haciendo un llamado urgente a la intervención de organismos como la Corte Penal Internacional. Mientras tanto, la población de Gaza sigue enfrentando una situación límite: sin electricidad, agua potable ni alimentos suficientes, y bajo el constante asedio de bombardeos que no distinguen entre combatientes y civiles.
Fuentes: El Salto Diario, Amnistía Internacional, Human Rights Watch