Turquía se levanta y ni el miedo ni la represión detiene las movilizaciones en contra del régimen de Erdogan
Fausto 
Reuters/El Solidario. Manifestaciones en Turquía por detención del líder opositor, Ekrem İmamoğlu.
La detención del principal rival político de Erdogan ha desatado una ola de protestas que desafía la represión estatal. Miles de personas han salido a las calles de Estambul, Ankara y otras ciudades, exigiendo justicia y denunciando la deriva autoritaria del régimen turco.
El muro del miedo que durante años ha sofocado la oposición comienza a resquebrajarse ante una ciudadanía cada vez más dispuesta a plantar cara a la represión.
El gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha consolidado su poder a base de censura, persecución política y control absoluto de las instituciones. Desde el fallido golpe de Estado de 2016, el régimen ha encarcelado a miles de opositores, cerrando medios de comunicación críticos y restringiendo el derecho de manifestación.
La detención que llamó a la protesta
Sin embargo, la reciente detención del líder de la oposición, Ekrem İmamoğlu, ha sido la gota que ha colmado el vaso, encendiendo la chispa de unas movilizaciones que podrían marcar un punto de inflexión en la política turca.
Estas protestas no solo expresan el rechazo a un sistema cada vez más represivo, sino también la desesperación de una población golpeada por la crisis económica y el desempleo.
Mientras el gobierno invierte en maquinaria represiva, la ciudadanía sufre la inflación descontrolada y la falta de oportunidades. El creciente malestar se traduce en manifestaciones multitudinarias que el régimen intenta sofocar con el uso desmedido de la policía y detenciones arbitrarias.
Erdogan enfrenta un dilema: si endurece la represión, podría radicalizar aún más el descontento y generar una mayor resistencia. Si cede, dará señales de debilidad en un momento en el que su liderazgo comienza a ser cuestionado.
La historia reciente nos ha enseñado que los régimenes autoritarios pueden parecer indestructibles, pero cuando la ciudadanía pierde el miedo, su caída se vuelve inevitable.
Las calles de Turquía son hoy un reflejo de la lucha por la libertad, la justicia y la democracia. El muro del miedo se tambalea. La pregunta ya no es si caerá, sino cuándo.
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