
El Solidario. Donald Trump les sube los aranceles a México, Canadá y China.
La política proteccionista de Donald Trump vuelve a encender las alarmas tras la confirmación de nuevos aranceles del 25% a México y Canadá, y del 10% adicional a China.
Con esta medida, el expresidente republicano reactiva su estrategia de confrontación comercial, desatando una crisis económica de alcance global que afectará el empleo, el crecimiento y la estabilidad de los mercados.
Un golpe a la economía global
El regreso de Trump al discurso del nacionalismo económico y la imposición de aranceles refuerzan su narrativa de “Estados Unidos primero”, pero a costa de desestabilizar las relaciones comerciales internacionales.
Estos gravámenes afectarán directamente a sectores clave como la industria automotriz, la tecnología y la agricultura, encareciendo los productos y reduciendo la competitividad de las empresas estadounidenses en el exterior.
Mientras Trump vende estas medidas como una estrategia para proteger el empleo en su país, la realidad es que la historia reciente ha demostrado lo contrario: los aranceles no solo aumentan los costos de producción y reducen el poder adquisitivo de los consumidores, sino que también generan represalias comerciales por parte de los países afectados.
China ya ha insinuado posibles contramedidas, lo que podría escalar el conflicto a un nivel de daño irreversible.
Impacto en México y Canadá
Los aranceles a México y Canadá, principales socios comerciales de EE.UU. bajo el T-MEC, no solo deterioran las relaciones diplomáticas, sino que podrían provocar una crisis de empleo en sectores altamente dependientes de la exportación.
México, por ejemplo, podría ver afectadas sus exportaciones de automóviles, alimentos y manufacturas, impactando directamente a miles de trabajadores y a la inversión extranjera.
Una receta para el desastre
Trump está apostando nuevamente por una estrategia que ya ha demostrado ser contraproducente. Durante su primer mandato, sus guerras comerciales afectaron negativamente a los productores estadounidenses, encarecieron bienes de consumo y ralentizaron el crecimiento económico.
Ahora, en plena recuperación económica postpandemia, insistir en esta política es un suicidio económico.
Los países afectados deberían buscar alianzas estratégicas para minimizar el impacto de esta guerra comercial y evitar caer en el juego de represalias que solo acentúa la inestabilidad global.
Mientras tanto, los ciudadanos deberán prepararse para un futuro de precios más altos y menor crecimiento económico, todo por el afán de Trump de imponer su doctrina proteccionista a cualquier costo.
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