Óscar Puente evita reunirse con las víctimas de Angrois tras condena a cargo de Adif por negligencia mortal, ¿es esto justicia?
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El devastador accidente ferroviario de Angrois, en el que murieron 79 personas, sigue siendo una herida abierta. Diez años después, las familias de las víctimas aún buscan justicia y una respuesta digna de quienes ostentan el poder. Recientemente, Andrés Cortabitarte, exjefe de seguridad de Adif, fue condenado a cuatro años de prisión por homicidio imprudente. Esta sentencia, aunque importante, llega tarde y de forma incompleta para los afectados. Y como si de otro golpe se tratara, Óscar Puente, portavoz del PSOE, evitó encontrarse con las víctimas tras conocerse la sentencia, sumando desprecio al profundo dolor que llevan consigo.
Indiferencia política ante la tragedia
La ausencia de Puente ha sido recibida con indignación. Para las víctimas, no se trata solo de una reunión: es un gesto de humanidad y empatía que necesitan en su búsqueda incansable de justicia. «Nos han condenado a vivir sin nuestros seres queridos por una negligencia«, lamenta una familiar. La postura de Puente refleja, a los ojos de las víctimas, la indiferencia institucional hacia su lucha, agravando su duelo y la sensación de abandono institucional. «Esperábamos que nos escucharan, que entendieran nuestro sufrimiento. No pedimos caridad, exigimos justicia y responsabilidad«, añade otra de las afectadas.
El vacío dejado por el desinterés gubernamental ante una tragedia como esta trasciende la situación individual. Se trata de una fractura entre el gobierno y la ciudadanía que, a pesar de las promesas y discursos, se ve olvidada en el momento en que más necesita apoyo. Las víctimas exigen respuestas: «No se puede ignorar el dolor que cargamos y esperar que todo pase«.
Exigencia de responsabilidad y justicia
Las familias de Angrois claman por una justicia plena que no solo se limite a una sentencia tardía, sino que incluya un proceso transparente y una atención real. La condena de Cortabitarte, aunque representa un avance, no repara el daño causado ni la falta de mecanismos de seguridad que aún persisten en el sistema ferroviario. «No se trata solo de castigar, sino de aprender, de cambiar, de asegurar que no haya más Angrois«, señala una representante de los afectados.
Este caso pone en evidencia la indiferencia y la falta de humanidad de ciertos representantes públicos. Angrois sigue siendo, diez años después, una tragedia desatendida por quienes debían velar por la seguridad de todos. Y mientras se nieguen a escuchar, la justicia seguirá siendo una palabra vacía.
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Fuente: Infolibre.es