En un acto de valentía y defensa de los derechos humanos, el presidente colombiano Gustavo Petro ha rechazado la entrada a Colombia de aviones con migrantes deportados por Estados Unidos si no reciben un “trato digno”.
“Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece”, afirmó Petro, en medio de una oleada de críticas en América Latina al sistema de deportaciones estadounidense.
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La decisión de Petro surge en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos, lideradas por el presidente Donald Trump, quien ha intensificado las deportaciones masivas.
Según cifras oficiales, cientos de migrantes han sido arrestados y enviados a sus países de origen en vuelos militares, una medida que la Casa Blanca califica como una de las operaciones más grandes en su tipo.
No visas; la respuesta de Trump
El Gobierno de Estados Unidos ha respondido con represalias, anunciando el cierre indefinido de la sección de visas en su embajada en Bogotá. Esta medida afecta directamente a miles de ciudadanos colombianos que requieren estos servicios para ingresar al país norteamericano.
La negativa del gobierno colombiano y las represalias estadounidenses ponen en evidencia la creciente tensión en temas de migración y cooperación bilateral.
La postura de Petro refleja una firme defensa de los derechos humanos y la dignidad de los migrantes. En un mensaje publicado en su cuenta de X, el presidente colombiano afirmó que “los Estados Unidos no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos” y exigió un protocolo de tratamiento digno antes de aceptar los vuelos de deportación.
Esta declaración ha sido respaldada por organizaciones de derechos humanos que critican las políticas migratorias de Trump como deshumanizadoras y propagandísticas.
La decisión de Petro también ha generado reacciones mixtas en Colombia. Mientras algunos sectores aplauden su postura firme y humanitaria, otros critican las posibles repercusiones diplomáticas y económicas de esta medida. Sin embargo, es innegable que la defensa de la dignidad y los derechos de los migrantes es una prioridad que no puede ser sacrificada en el altar de la política.
En un momento en que la migración continúa siendo un tema central en la política global, la postura de Petro es un recordatorio de que los derechos humanos deben estar en el centro de cualquier política migratoria. La comunidad internacional debe apoyar y promover medidas que garanticen el trato digno y respetuoso de todos los migrantes, independientemente de su estatus legal.
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