Silvia María Vicente Moya 
Imagen: infolibre.es. El Solidario. Dos trabajadores en una obra en Madrid.
La reciente firma del acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y los sindicatos CCOO y UGT para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin disminución salarial ha intensificado el debate en España.
La patronal, encabezada por la CEOE, se opone firmemente, argumentando que la baja productividad del país no permite implementar esta medida sin afectar negativamente a las empresas.
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Los empresarios sostienen que una reducción de la jornada laboral podría incrementar los costes laborales y disminuir la competitividad, especialmente en sectores donde la productividad es menor. Según datos del Consejo General de Economistas, entre 2013 y 2022, la productividad en España creció un 0,4% anual, por debajo del promedio de la UE, que fue del 0,8%.
La patronal considera que, sin un aumento significativo de la productividad, reducir las horas de trabajo podría poner en riesgo la viabilidad de muchas empresas, especialmente las pymes.
Medidas para mejorar la calidad laboral y personal
Para los trabajadores españoles, la reducción de la jornada laboral busca mejorar la conciliación entre la vida laboral y personal, así como adaptarse a las nuevas realidades del mercado laboral. Sin embargo, la falta de consenso con la patronal podría retrasar la implementación de la medida, generando incertidumbre sobre su aplicación efectiva.
Además, existe el temor de que, sin acuerdos claros, algunas empresas puedan recurrir a aumentar las horas extraordinarias o a modificar las condiciones laborales para compensar la reducción de horas, lo que podría desvirtuar el objetivo de la medida.
El Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, ha manifestado su intención de seguir adelante con la reducción de la jornada laboral, incluso sin el apoyo de la patronal. La ministra Yolanda Díaz ha destacado que esta medida es un avance significativo para el país y busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores
No obstante, el Ejecutivo también ha mostrado disposición para dialogar y alcanzar consensos que faciliten una implementación gradual y adaptada a las necesidades de los distintos sectores productivos.
Por tanto, mientras el Gobierno y los sindicatos avanzan en la reducción de la jornada laboral, la patronal mantiene su oposición basándose en la baja productividad.
La falta de acuerdo podría generar incertidumbre en el mercado laboral español, afectando tanto a trabajadores como a empresas. Se espera que las próximas negociaciones permitan encontrar un equilibrio que favorezca a todas las partes implicadas.
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