
Archivo The Guardian/ELSOLIDARIO.Una mujer de Bulgaria trabajando en un viñedo durante la cosecha de uva en Francia en septiembre de 2024.
El periódico británico «The Guardian» se reunió con trabajadores mal pagados, a veces obligados a dormir a la intemperie. Empresas y directivos del prestigioso sector ya han sido objeto de condenas judiciales
La prestigiosa industria del champán francés oculta una alarmante realidad: miles de migrantes trabajan en condiciones de extrema precariedad durante la vendimia.
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La investigación de The Guardian revela que trabajadores migrantes en el sector del champán en Francia, provenientes de África occidental y Europa oriental, enfrentan condiciones deplorables en Épernay, sede de marcas como Moët & Chandon.
Mal pagados o sin recibir salarios adecuados, muchos se ven obligados a dormir al aire libre y robar comida para sobrevivir. La explotación laboral en esta lujosa industria contrasta con el alto valor de sus productos.
La investigación ha revelado que mientras los vinicultores disfrutan de un estilo de vida lujoso, los migrantes duermen en carpas improvisadas o en vehículos, y muchos carecen de contratos formales. Aunque Francia tiene regulaciones laborales avanzadas, el incumplimiento por parte de intermediarios y empleadores perpetúa esta situación.
Tratados “como perros”
Los periodistas se encontraron en particular con Kanouté (nombre ficticio), que afirma haber robado alimentos en los pueblos de los alrededores de Épernay, tras cobrar 200 euros por una semana de trabajo, muy debajo de los 100 euros diarios garantizados por el Código del Trabajo francés. El mismo pago insuficiente a pocos kilómetros del pueblo, con trabajadores polacos.
Según The Guardian, en Épernay, trabajadores polacos en la vendimia denuncian ser pagados 11,40 €/hora, por debajo del salario mínimo legal de 11,65 €/hora en Francia. A pesar de jornadas de 10 horas diarias, no reciben el pago adicional obligatorio para horas extra estipulado por la legislación, que debería ser del 25% o 50% según las horas trabajadas.
Un antiguo viticultor local, que vive cerca, también recuerda que trataban a los trabajadores “como perros”: “Es una pena, no da una buena imagen del champán”.
«Omertá» en los viñedos
Mientras tanto, los viñedos de Champagne francés siguen prosperando. El año pasado se vendieron 300 millones de botellas en todo el mundo, generando unos ingresos de 6.000 millones de euros. Sin embargo, cuatro muertes relacionadas con un golpe de calor durante la cosecha de 2022 y varias acusaciones de trata de personas han empañado la imagen de esta industria, recuerda The Guardian.
Los sindicatos y organizaciones humanitarias han denunciado esta explotación, instando a las autoridades y a los consumidores a exigir mayor transparencia y cumplimiento de los derechos laborales en la cadena de suministro. La industria del champán, símbolo de lujo y celebración, enfrenta ahora un desafío ético importante para alinear sus prácticas con los valores que proclama.
No es la primera vez que el sector se ve salpicado de escándalos, recuerda el medio británico. Seis personas y tres empresas vitivinícolas de la región fueron condenadas, en 2020 y luego en 2022 en apelación, por “trabajo oculto”, “sometimiento de personas vulnerables a condiciones de vivienda indignas” o “trata de seres humanos”.
Recientemente, la fiscalía del tribunal judicial de Châlons-en-Champagne abrió en 2023 una investigación sobre trata de personas. Se han identificado 57 víctimas, mientras que el juicio contra una empresa de servicios, su gerente y dos hombres se abrirá el 26 de marzo de 2025.
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