El Partido Popular ha capitalizado la fractura entre los socios del Gobierno para bloquear la aprobación de impuestos dirigidos a las grandes fortunas, la banca y las energéticas, una medida que buscaba avanzar en justicia fiscal y responder a las demandas sociales.
Esta acción pone en riesgo la reforma fiscal vinculada a los Presupuestos Generales de 2025, dejando en el aire importantes ingresos proyectados.
En el debate, ERC, EH Bildu y Podemos defendieron la necesidad de estas medidas para reducir la desigualdad y financiar servicios públicos esenciales.
Por otro lado, PNV y Junts se posicionaron en contra, argumentando que las propuestas actuales no garantizan el equilibrio territorial ni económico. Esta división ha sido aprovechada por el PP, que con su respaldo a las fuerzas más conservadoras ha inclinado la balanza en contra de los impuestos progresivos.
El PP, en defensa de los más ricos
El impuesto a la banca y las energéticas buscaba gravar los beneficios extraordinarios obtenidos durante la crisis energética y la inflación. De igual modo, el tributo a las rentas más altas pretendía combatir el aumento de la desigualdad económica en España, un país donde el 1% más rico acumula el 23% de la riqueza total.
La reforma fiscal aún incluye la implementación de un suelo del 15% en el Impuesto de Sociedades para multinacionales, un mandato europeo que no está en discusión. Sin embargo, el resto de las medidas progresistas parecen pender de un hilo, mientras el Gobierno intenta salvar las negociaciones con sus socios.
Este bloqueo revela la estrategia del PP de reforzar su alianza con las élites económicas, mientras sectores vulnerables sufren el impacto de la crisis.
¿Es este el modelo fiscal que necesita España en un momento crítico para millones de familias? Te leemos en los comentarios.
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