Thrixia, una mujer trans cubana, ha recorrido 16.000 kilómetros en busca de una vida segura. Escapó de la brutalidad policial en Cuba, donde sufrió violaciones por parte de las autoridades. En España, lucha por adecuar sus documentos a su identidad.
En 2021, tras soportar años de abusos, decidió emprender su viaje hacia España, pasando por países como Rusia, Serbia y Grecia. A pesar de los avances legales para la comunidad trans en España, Thrixia aún enfrenta obstáculos burocráticos para adecuar su documentación a su identidad.
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Un pasado de brutalidad y miedo
Thrixia por fin puede relatar su historia, plagada de agresiones físicas y violaciones sistemáticas desde que empezó a trabajar en clubs y a mostrarse de forma más regular como transformista. En 2003 ocurrió el primer hecho traumático tras una detención por la policía en la calle. Luego, se repitió el mismo episodio muchas otras veces.
En 2021 la brutalidad de los golpes que recibió le hizo comprender que su vida peligraba. Se encontró entonces ante una encrucijada: huir o morir. Entonces comienza su viaje. Moscú, Serbia, Grecia y varias ciudades de Italia fueron sus espaciadas escalas hasta su destino: España.
Un sistema que no cumple su promesa
Aunque la Ley Trans española, vigente desde marzo de 2023, reconoce el derecho de las personas trans extranjeras a cambiar su nombre y género en los documentos oficiales; la realidad es que Thrixia sigue atrapada en un limbo administrativo.
Las instituciones no tienen protocolos claros para implementar esta ley. Ese vacío legal impacta profundamente su vida diaria, desde la búsqueda de empleo hasta la atención médica. La burocracia la obliga a vivir con una documentación que no refleja quién es.
La lucha continua por la dignidad
Thrixia ha demostrado una resiliencia asombrosa a lo largo de su viaje. Aunque su camino ha sido largo y lleno de desafíos, su espíritu permanece inquebrantable. Ahora, viviendo en Vallecas, continúa luchando por su derecho a ser reconocida como quien es.
Pero hasta que las instituciones españolas no establezcan los protocolos adecuados, su lucha por la identidad plena sigue siendo una batalla diaria. Thrixia es solo una de muchas personas trans que enfrentan barreras burocráticas que socavan los avances legales. Su historia resalta la necesidad urgente de que el sistema cumpla sus promesas de inclusión y justicia.
Fuente: El Salto Diario