
Archivo: El Solidario. Lotería clandestina La Bolita
Hace dos décadas que Carlos recorre a diario un barrio de La Habana Vieja recogiendo las apuestas de «la bolita«, la lotería clandestina que multiplica sus seguidores en medio de la fuerte crisis económica en Cuba.
Carlos es un «apuntador», la única cara visible de una hermética estructura basada en la confianza. En este sistema, que mueve diariamente apuestas por millones de pesos, están también los «colectores» y «banqueros».
Para este cuarentón, el aumento en la cifra de jugadores durante los últimos años responde a la «desesperanza» de los cubanos ante la crisis económica que enfrenta el país, la peor en más de 30 años, con escasez de alimentos y medicinas, inflación galopante y apagones cotidianos.
Al no existir un sorteo legal, la bolita se guía por los resultados de las loterías de Florida, Georgia y Nueva York. Los cubanos las siguen a través de una página de internet, una aplicación móvil o en grupos de Facebook, WhatsApp o X.
Golpe de suerte
La llegada de la internet móvil a la isla en 2018 dio nuevos bríos a esta lotería surgida en el siglo XIX como una adaptación de los juegos de azar introducidos al país por emigrantes chinos e italianos.
La bolita se juega con combinaciones de números del 1 al 100, siguiendo la charada cubana, un sistema de interpretación numérica de sueños, palabras y situaciones.
Como ejemplo, bajo el gobierno de Fidel Castro, si el líder aparecía de improvisto en algún lugar, los fanáticos apostaban inmediatamente al número 1 que según la charada, representa al caballo, como solían llamarlO.
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Antecedentes
En Cuba los juegos de azar tuvieron su era dorada durante las décadas de 1940 y 1950, cuando La Habana, repleta de casinos, casas de apuestas y salones de juegos, vinculados a la mafia estadounidense, se convirtió en el centro de juego más importante del Caribe.
La revolución cubana frustró el sueño de los jefes mafiosos Meyer Lansky y Lucky Luciano, con estrechos vínculos con el dictador Fulgencio Batista, de construir sobre la costanera del malecón habanero una amplia cadena de hoteles-casinos.
Además, la revolución de Fidel Castro prohibió los juegos de azaren 1959. De hecho, el código penal cubano castiga hasta con tres años de cárcel y multa de 300.000 pesos (2.500 dólares), al que «ejecute actividades como banquero, colector, apuntador o promotor de juegos ilícitos».
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