¿Puede una huelga detener el genocidio en Gaza? 50 ciudades alzan la voz por Palestina y exigen justicia.
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El 27 de septiembre, más de 50 localidades españolas serán escenario de una huelga histórica contra el genocidio palestino. Convocada por los sindicatos CGT y Solidaridad Obrera, esta movilización denuncia la brutalidad israelí y exige que el Gobierno español redistribuya el gasto militar hacia sanidad, educación y vivienda. Con 163 colectivos adheridos y más de 100 convocatorias descentralizadas, el mensaje es claro: no más bombardeos, no más complicidad internacional con la ocupación.
Solidaridad obrera frente al genocidio
Los sindicatos buscan encender la chispa del cambio a través de una huelga de 24 horas, apoyada por múltiples concentraciones y marchas en ciudades como Madrid, Barcelona y Sevilla. José Luis Carretero, secretario general de Solidaridad Obrera, lo deja claro: «El internacionalismo es parte esencial de nuestra tradición. No podemos ser espectadores de una masacre”. Esta huelga no solo es un llamado a la justicia para Palestina, sino también un grito de desesperación contra la indiferencia global.
Miguel Fadrique, secretario general de la CGT, advierte que el genocidio palestino es inaceptable. «La clase trabajadora debe utilizar su herramienta más poderosa, la huelga, para exigir el fin de la masacre», enfatiza. En la rueda de prensa, no se deja espacio para ambigüedades: esta movilización es tan necesaria como urgente.
Unión por la vida y los derechos humanos
Desde Gaza, Fayez, de la Unión de Comités de Trabajadores Independientes, lanza un llamado desesperado: “Agradecemos a quienes luchan por detener la guerra israelí y sus políticas genocidas”. La ocupación de Palestina ha cobrado ya más de 40.000 vidas, una cifra que aumenta sin descanso, mientras la comunidad internacional parece mirar hacia otro lado. Para los sindicatos convocantes, la huelga busca cortar esa complicidad, pidiendo boicots y sanciones al régimen sionista.
En la lucha por la justicia social, la movilización de este 27 de septiembre se enfrenta también a la creciente militarización de Europa. La exigencia de los trabajadores es clara: menos dinero para la guerra, más inversión en derechos. Como denuncian los organizadores, “Europa no puede seguir destinando recursos a alimentar un aparato militarista que sacrifica vidas humanas”. El paro es solo el principio de una lucha más amplia que busca restituir la dignidad y los derechos de los pueblos oprimidos.
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Fuente: El Salto