Con 270 mil habitantes, el condado de Erie en Pensilvania desempeña un papel crucial en la elección presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump. Este condado, que en el pasado votó por Barack Obama, luego por Trump y finalmente por Joe Biden en 2020, es un reflejo de la polarización electoral en EE. UU.
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Empleos y protección: las demandas de Erie
La protección y creación de empleos son las principales preocupaciones para los trabajadores de Erie. La pérdida de trabajos industriales ha afectado la economía local. «Trump no resolvió los problemas de empleo aquí», dice Mason Ken Thompson, quien confía en que Harris se enfoque en la vivienda para jóvenes. Por otro lado, Darlene Taylor, quien apoya a Trump, destaca la necesidad de cerrar la frontera y se queja de la inflación y los altos precios de la gasolina, declarando que Harris no pondrá a EE. UU. primero.
El legado industrial en declive
Erie, como otros condados industriales, ha sufrido por la automatización y la deslocalización. La fábrica de trenes de General Electric cerró en 2019, dejando un vacío significativo. Aunque Wabtec asumió la producción, los puestos de trabajo han disminuido. El senador demócrata Bob Casey recientemente anunció fondos para desarrollar trenes de hidrógeno, buscando revivir la economía local. Sin embargo, con elecciones muy ajustadas, Erie podría ser decisivo en definir el control del Senado y la presidencia.
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