En medio de la devastadora guerra que asola Gaza, el gobierno israelí ha aprovechado el caos para acelerar la expansión de sus colonias ilegales en los territorios ocupados de Palestina, consolidando su política de ocupación y desplazamiento.
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Mientras los medios internacionales se centran en la ofensiva militar y el sufrimiento en Gaza, en Cisjordania, la maquinaria de colonización sigue avanzando sin freno, bajo la supervisión directa del Ejército israelí.
La construcción de asentamientos ilegales ha sido una práctica constante desde la ocupación de los territorios palestinos en 1967, pero en esta ocasión, la guerra en Gaza ha ofrecido una oportunidad de oro para expandir aún más estos enclaves.
El gobierno de Netanyahu, con el respaldo de sectores ultranacionalistas, ha intensificado la construcción, a pesar de las condenas internacionales y la clara violación del Derecho Internacional que supone este proceso.
«El Ejército israelí es quien toma las decisiones en el terreno. Ellos determinan qué tierras se expropian y qué zonas se militarizan», denuncia un activista palestino que prefirió permanecer en el anonimato por motivos de seguridad.
Los colonizadores, con la protección y el respaldo del Estado, han acelerado la ocupación de tierras palestinas, despojando a los residentes locales de sus hogares y cultivos. Las familias palestinas, en muchos casos, han sido forzadas a abandonar sus tierras, sin esperanza de regresar.
A nivel internacional, la respuesta ha sido tibia. Las condenas diplomáticas no han impedido que Israel siga consolidando su control sobre los territorios palestinos.
Mientras tanto, las voces críticas dentro de Israel, que denuncian esta expansión colonial, son silenciadas o marginadas, y cualquier intento de frenar la ocupación se enfrenta a una férrea oposición en el seno del gobierno.
La comunidad internacional, aunque consciente de la expansión, ha sido incapaz de ejercer presión real sobre Israel para detener la colonización. Las Naciones Unidas han emitido innumerables resoluciones condenando estos asentamientos, pero sin consecuencias tangibles.
El conflicto en Gaza, por su parte, no parece tener fin cercano, y en medio de la devastación, el sufrimiento del pueblo palestino sigue siendo utilizado como una herramienta para la expansión territorial. Para Israel, la guerra es una excusa para profundizar la ocupación.
Fuentes: eldiario.es : Naciones Unidas