Fausto 
Niños y mujeres, las víctimas más vulnerables del genocidio en Gaza / Toma AFT / El Solidario
Israel ha ocupado ya el 50% de Gaza para expandir su llamada «zona de seguridad», eliminando del mapa lo que quedaba de áreas humanitarias. Desde que Netanyahu rompió unilateralmente el alto el fuego con Hamás, la nueva oleada de órdenes de evacuación y la expansión militar alcanzan ya el 70% del territorio total de Gaza, configurando una limpieza étnica a cámara lenta mientras el mundo desvía la mirada.
MUY INTERESANTE
Esta devastadora estrategia de ocupación no puede interpretarse de otra forma que como una violación flagrante del Derecho Internacional Humanitario. Según denuncian organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, las llamadas «zonas de seguridad» no son más que eufemismos para designar zonas de expulsión forzada de la población palestina. Con esta maniobra, Israel no solo desmantela las ya precarias infraestructuras civiles de Gaza, sino que destruye las posibilidades de asistencia humanitaria en medio de un territorio asolado.
Resulta indignante que, mientras se arrasa Gaza, en las capitales occidentales apenas se alzan tímidas condenas. Peor aún: se siguen aprobando contratos millonarios de venta de armamento a Israel, como hemos visto recientemente con países europeos que se llenan la boca de hablar de derechos humanos, pero financian las balas que los vulneran. La política de Netanyahu no busca «defensa»; busca avanzar en un proyecto de expansión territorial basado en la violencia sistemática.
El horror en Gaza no puede seguir normalizándose. No es una «zona de guerra», es un campo de exterminio urbano construido a fuerza de impunidad. Cada escuela bombardeada, cada hospital demolido, cada niño muerto bajo los escombros, es una mancha imborrable en la conciencia colectiva del siglo XXI.
La única zona de seguridad real será aquella donde los pueblos puedan vivir libres del apartheid y la ocupación. Es urgente levantar la voz, exigir un alto el fuego inmediato, sanciones efectivas y el fin del comercio de armas con un Estado que desprecia el más básico respeto a la vida humana.
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