En el Día Mundial de la Diabetes, la comunidad médica y científica se une para reflexionar sobre los avances y desafíos en el tratamiento de esta enfermedad crónica. La insulina, descubierta en 1922 por Frederick Banting y Charles Best, ha sido un pilar fundamental en el manejo de la diabetes. Sin embargo, la búsqueda de alternativas a la insulina se ha intensificado en los últimos años, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir los costos asociados.
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La diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2 son enfermedades distintas que requieren enfoques terapéuticos diferentes. Mientras que la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que destruye las células productoras de insulina en el páncreas, la diabetes tipo 2 se caracteriza por la resistencia a la insulina y la eventual incapacidad del páncreas para producir suficiente insulina2.
Para la diabetes tipo 2, existen varios tratamientos alternativos a la insulina que han demostrado ser efectivos. Los análogos del GLP-1, como la semaglutida, mejoran la resistencia a la insulina y ayudan a controlar los niveles de glucosa en sangre. Otros medicamentos, como la metformina y los glucosúricos, facilitan la eliminación de glucosa a través de la orina y ofrecen múltiples beneficios.
Además, los inhibidores de SGLT2 y los agonistas de GLP-1 se están utilizando para controlar la diabetes sin necesidad de insulina, reduciendo el riesgo cardiovascular y mejorando la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, estos tratamientos siguen siendo costosos y no siempre están disponibles en todos los sistemas de salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que la falta de competencia entre fabricantes de insulina ha provocado precios elevados, limitando el acceso para muchas personas. La dependencia de la insulina, especialmente en pacientes con diabetes tipo 1, sigue siendo inevitable, pero los esfuerzos de investigación buscan reducir esta necesidad en el futuro.
En este Día Mundial de la Diabetes, es crucial recordar que el acceso equitativo a tratamientos efectivos es una cuestión de derechos humanos. La comunidad internacional debe trabajar unida para garantizar que todas las personas con diabetes tengan acceso a los medicamentos que necesitan para vivir una vida plena y saludable.
La lucha contra la diabetes es un esfuerzo continuo que requiere la colaboración de gobiernos, organizaciones de salud y la sociedad en general. Solo a través de un compromiso colectivo podremos asegurar un futuro en el que la diabetes no sea una barrera para una vida digna y saludable.
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