El Kremlin evita celebraciones y observa con cautela el cambio de liderazgo en EE. UU.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha provocado una reacción de cautela en el Kremlin. Aunque se espera que un cambio de liderazgo estadounidense sea favorable para Rusia, la administración de Vladimir Putin mantiene una actitud prudente. Al día siguiente de la confirmación de la victoria de Trump, Putin lo felicitó brevemente, sin realizar grandes declaraciones sobre la posible mejora de relaciones entre ambos países.
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Expectativas en Moscú por una política menos intervencionista de Trump hacia Ucrania
La postura del Kremlin responde a una tradición de pragmatismo en la política exterior rusa, caracterizada por un enfoque de no apoyar abiertamente a ningún candidato durante las elecciones. En palabras de Stanislav Byshok, experto en política rusa, la estrategia de Rusia es “trabajar con quien esté en el poder”.
Sin embargo, la vuelta de Trump genera esperanza en Moscú debido a su postura crítica frente a la expansión de la OTAN y su intención, al menos declarada, de resolver el conflicto en Ucrania. Trump prometió en campaña una solución rápida para el conflicto ucraniano, aunque sin dar detalles concretos, despertando la expectativa de una menor intervención estadounidense en Europa.
A pesar de este aparente optimismo, la cautela predomina en el Kremlin, recordando que la relación con EE. UU. ha sido compleja, incluso durante el primer mandato de Trump, lo que siembra dudas sobre posibles cambios en la política exterior estadounidense.
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