El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha desatado polémica al descalificar el anuncio del presidente Pedro Sánchez de impulsar en 2025 una conmemoración de los 50 años de la muerte de Francisco Franco.
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El objetivo de este homenaje es destacar a los colectivos que han luchado por la transformación democrática de España, un ejercicio de memoria histórica esencial para una democracia que se enorgullece de haber superado el legado de una dictadura.
“¡Qué pereza dan!”, expresó Feijóo, mostrando una actitud desdeñosa hacia una iniciativa que busca honrar el sacrificio de quienes sufrieron persecución, tortura o incluso la muerte durante el régimen franquista.
El presidente del PP desvió el foco del debate, acusando al Gobierno de revivir «nostalgias del enfrentamiento» y sugiriendo que España debería «trabajar para el futuro». Sin embargo, esta postura ignora un principio básico de los derechos humanos: el reconocimiento y la reparación para las víctimas de violaciones sistemáticas en el pasado.
Memoria histórica para lo NO repetición
La memoria histórica no es un capricho ni un ejercicio de división, sino un acto de justicia. Como señaló Naciones Unidas en reiteradas ocasiones, las democracias tienen la responsabilidad de preservar la memoria de los crímenes cometidos bajo regímenes autoritarios para garantizar que nunca se repitan.
La España democrática debe seguir comprometida con este propósito, asegurando que las generaciones futuras comprendan los horrores del franquismo y valoren el esfuerzo colectivo por construir un Estado de derecho.
Feijóo, al restar importancia a esta iniciativa, no solo niega el derecho a la memoria de miles de víctimas, sino que también perpetúa un discurso que invisibiliza su dolor.
Su referencia a trabajar “para los españoles del mañana” parece ignorar que la justicia social y la reconciliación se construyen desde el reconocimiento del pasado, no desde su negación.
La pregunta, entonces, es inevitable: ¿qué tipo de país queremos ser? ¿Uno que honra su memoria democrática o uno que prefiere olvidar, aunque sea a costa de las víctimas? La verdadera modernidad de una nación se mide no solo por su capacidad de avanzar, sino también por su valentía para enfrentarse a su propia historia.
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