
El Solidario. Equidad salarial en las empresas.
El establecimiento de estos ratios salariales entre el que más gana y el que menos gana en el seno de una empresa o de una determinada área geográfica es una medida para promover el reparto de la riqueza que por desgracia no ha tenido una incidencia especialmente significativa y que se encuentra al margen del debate público en casi todos los países del mundo
La diferencia salarial entre los directores ejecutivos de las empresas en el Mundo se ha disparado en las últimas décadas agudizando el problema de la desigualdad económica, que sin duda es un freno a la demanda interna de un país y por tanto resta dinamismo a la economía.
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Hasta muchos economistas liberal conservadores coinciden en los perjuicios de la desigualdad económica.
La idea de implantar una ratio salarial en las empresas por Ley se basa en un principio por el que han abogado muchas personas y movimientos sociales: Ningún dirigente empresarial debería ganar en un mes más de lo que sus empleados ganan en un año.
Esto significa que se pretendería implantar una ratio 1:12, es decir el que más gana no puede ganar más de 12 veces con respecto al salario más bajo. Pero hay otras propuestas al respecto, la ratio 1:3 (el movimiento de la economía solidaria) la ratio 1:7 (algunos teóricos de la economía social) la ratio 1:20 (Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial).
Reducción de la brecha salarial
Frente a estas propuestas las estadísticas nos dicen que el salario más alto en una empresa que cotiza en bolsa frente al salario más bajo está en ratios muy variados desde los 1:50 pasando por los más frecuentes 1:300, 1:500 o incluso se llega a los 1:800. ¿Tiene sentido pensar que el que más gana merece ganar 800 veces más que el salario más bajo de la empresa? Para nosotros la respuesta es evidente.
Se pretende con esta medida que se fije una mayor aproximación de los abanicos salariales, de forma que, si una empresa decide incrementar el salario de sus directivos y con ello supera una determinada horquilla que se establezca por Ley, deberá a su vez aumentar proporcionalmente el salario de los trabajadores peor pagados.
De esta forma pueden conseguirse algunos objetivos compartidos por la mayoría. En primer lugar, reforzar la función del Estado de proteger a la parte más débil en la relación laboral –el trabajador– de posibles abusos en materia salarial, promover la cohesión económica, y por tanto facilitar una sociedad más igualitaria, próspera y justa.
Esta medida también es un instrumento para ampliar el grado de democracia en materia de relaciones laborales al posibilitar una mayor calidad en el ejercicio de derechos en la empresa, sobre todo de carácter colectivo, por cuanto ésta debería rendir cuentas ante sus propios empleados por las retribuciones que se fijan para sus directivos, es por ello también una medida de transparencia.
De la misma forma que el Estado ha sido capaz de regular el establecimiento de un salario mínimo, o de la participación de mujeres en los consejos de administración, también se puede plantear que los salarios más altos estén condicionados por no despegarse en exceso de los salarios más bajos.
Aunque esta propuesta no haya trascendido al debate público, aunque sea poco conocida, no deja de ser necesaria. Solo será posible si cada vez más gente la conoce y la defiende. Y caben los debates: 1:3, o 1:7, o se prefiere 1:20, pero sin duda rebajar la ratio será una de las medidas que nos ayuden a tener Otro mundo, más justo, más vivible, más solidario.
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