Las mujeres recicladoras de residuos plásticos en Ecuador son el corazón de una labor esencial para el medio ambiente, pero su trabajo sigue siendo invisible y precario. Según datos oficiales, en 2022 Ecuador generó más de 627.000 toneladas de residuos plásticos, de las cuales solo el 7,7% se recicló. En este esfuerzo, las mujeres desempeñan un rol crucial, representando el 70% de quienes realizan esta labor en la región andina.
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Estas trabajadoras enfrentan condiciones laborales extremadamente vulnerables: sus ingresos dependen de la informalidad, carecen de seguridad social y su aporte no es reconocido adecuadamente. No obstante, su impacto es inmenso. Al recoger, clasificar y vender materiales reciclables, contribuyen a mitigar la contaminación, especialmente en un país donde el plástico constituye una de las mayores amenazas ambientales.
Un trabajo de triple impacto
A pesar de la falta de reconocimiento, estas mujeres generan un triple impacto: ambiental, al reducir los desechos en vertederos; económico, al sostener sus hogares; y social, al impulsar iniciativas de sostenibilidad desde las comunidades. Muchas han comenzado a organizarse en cooperativas y asociaciones, buscando visibilidad y mejores condiciones laborales.
Sin embargo, las políticas públicas actuales, como la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva, aunque representan un avance, son insuficientes para garantizar condiciones dignas a estas trabajadoras. El desafío requiere un esfuerzo conjunto entre instituciones, ciudadanía y empresas para integrar a las recicladoras en sistemas formales y sostenibles.
¿Es hora de darles el reconocimiento que merecen?
Si las mujeres recicladoras desaparecieran del sistema, ¿cómo enfrentaríamos el colapso ambiental que su ausencia provocaría?
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