En un contexto de cambio climático acelerado, el trigo silvestre emerge como un aliado crucial para garantizar la seguridad alimentaria global.
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Este cereal, base de la dieta de 1.500 millones de personas, enfrenta serios desafíos debido al aumento de temperaturas y la proliferación de plagas. Sin embargo, sus parientes silvestres ofrecen un potencial genético inexplorado que podría revolucionar la agricultura sostenible.
El poder de la biodiversidad
El trigo moderno ha perdido gran parte de su diversidad genética, haciéndolo vulnerable a las nuevas condiciones climáticas. Según estudios recientes, cada aumento de 1 °C en la temperatura podría reducir la producción mundial de trigo en un 6%. En contraste, los parientes silvestres del trigo, conservados en más de 770.000 muestras únicas de semillas en bancos genéticos de todo el mundo, ofrecen características como raíces más profundas, resistencia a enfermedades y tolerancia al calor y la sequía.
Además, estas variedades pueden mejorar la interacción con microorganismos beneficiosos del suelo, ayudando a mitigar emisiones de gases de efecto invernadero y reduciendo el uso de fertilizantes sintéticos. Sin embargo, se requiere mayor inversión en tecnologías como la inteligencia artificial y la secuenciación genética para aprovechar su potencial.
¿Por qué importa ahora?
Con el 20% de las proteínas y calorías humanas dependiendo del trigo, la crisis climática exige un cambio en los enfoques de mejoramiento de cultivos. Este avance no solo asegura la estabilidad alimentaria, sino que también puede mitigar impactos medioambientales y prevenir conflictos geopolíticos asociados con la escasez de alimentos.
¿Crees que los gobiernos deberían priorizar la inversión en biodiversidad agrícola para un futuro sostenible?
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