Desde el pasado sábado, España ha registrado la llegada irregular de 1.160 migrantes, de los cuales 1.046 han desembarcado en las costas de Canarias. Esta cifra refleja un aumento significativo en los flujos migratorios hacia el archipiélago, que sigue siendo uno de los puntos más concurridos para quienes intentan alcanzar Europa a través del Atlántico.
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Las autoridades locales han intensificado las operaciones de rescate ante la llegada masiva de pateras y, posteriormente, se trasladan a centros sanitarios para verificar diversas patologías que puedan acarrear. Tenerife, El Hierro o Lanzarote son algunos de las islas destinatarias de estas masivas llegadas de cayucos, que en muchas ocasiones, son de dudosas condiciones para viajar e incluso contienen menores y mujeres embarazadas en su interior.
En las últimas horas, Salvamento Marítimo ha rescatado a numerosos grupos en embarcaciones precarias, muchas de ellas sobrecargadas y en condiciones extremas. Las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife han sido los principales puntos de recepción. Los migrantes, provenientes en su mayoría del África subsahariana, han sido atendidos por Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias tras su arribo, y algunos han requerido atención médica urgente.
La situación ha reavivado el debate sobre la capacidad de respuesta del sistema de acogida en las islas, que enfrenta una presión creciente por la falta de recursos. Además, las autoridades han alertado sobre los riesgos mortales de esta peligrosa ruta marítima, especialmente durante esta época del año, cuando las condiciones meteorológicas empeoran.
Bruselas y Madrid han señalado la necesidad de reforzar las políticas de cooperación con los países de origen y tránsito para frenar estas llegadas.
Recordad que una vez en la historia, los españoles también fuimos unos migrantes que buscaban mejorar su calidad de vida y fuimos bien acogidos allá donde fuimos, como Barcelona y Alemania, entre otros destinos.
Por tanto, no podemos ni debemos «echar la mirada a un lado» y si estrechar la mano a nuestros vecinos que solo huyen de una vida no grata y buscan el bienestar vital.
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