La Conferencia Mundial sin Hambre comenzó hoy en Addis Abeba, Etiopía, con el objetivo de abordar el desafío del hambre global mediante el uso de tecnología, innovación e inversión en el sector alimentario y agrícola. Este evento, organizado por el gobierno etíope en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), reúne a más de 1,500 participantes, incluyendo jefes de Estado, responsables políticos, instituciones financieras internacionales, empresas privadas y científicos destacados
Tecnología y conocimiento para derrotar al hambre
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El director general de la ONUDI, Gerd Müller, destaca la importancia de la conferencia en su lucha contra el hambre, subrayando que «tenemos la tecnología y el conocimiento para derrotar al hambre, pero necesitamos la voluntad política y las inversiones necesarias». La conferencia se extenderá hasta el 7 de noviembre y concluirá con un foro político de alto nivel sobre Acción Global contra el Hambre, donde los gobiernos y el sector privado harán declaraciones sobre sus esfuerzos para combatir este flagelo.
Añadir valor a la producción y mecanizar
Según la FAO, más de 733 millones de personas en el mundo sufren hambre, lo que representa un aumento significativo desde 2020. La conferencia busca abordar este problema mediante la adición de valor a la producción de alimentos y la mejora de la productividad agrícola a través de la investigación y la mecanización de las explotaciones. Además, se discutirán soluciones prácticas y oportunidades de inversión para acabar con el hambre, incluyendo la necesidad de 540,000 millones de dólares adicionales para 2030.
Sin olvidar la sostenibilidad de los cultivos
La conferencia también se centrará en la necesidad de redoblar los esfuerzos para desbloquear prácticas agrícolas sostenibles y construir sistemas alimentarios resilientes. El director de Agronegocios e Infraestructura de la ONUDI, Dejene Tezera, enfatizó que «invertir en agroindustrialización es fundamental para desbloquear prácticas agrícolas sostenibles y construir sistemas alimentarios resilientes en el esfuerzo por resolver el problema del hambre».