
Imagen obtenida de "El confidencial"
Con la llegada del calor, las altas temperaturas no solo nos hacen buscar la sombra, sino que también plantean un desafío: la conservación de los alimentos. El incremento del calor y la humedad (o sequedad extrema) aceleran la pérdida de numerosos productos, haciendo que se deterioren más rápido. ¿Cómo podemos evitar el desperdicio y mantener nuestra comida en buen estado?

Mantener los alimentos frescos en verano es más difícil. Este problema no es solo de economía doméstica, sino también un desperdicio de comida considerable. Se tiran casi ocho mil millones de kilos de comida al año solo en España, casi la mitad frutas y verduras.
Para empezar, es clave planificar la compra haciendo una lista para evitar adquirir más de lo necesario. Al comprar, usar una bolsa térmica o una nevera de picnic ayuda a minimizar el impacto del calor en productos que necesitan frío hasta llegar a casa.
Al elegir frutas y verduras, observa su frescura para prolongar su vida útil en el frigorífico, a menos que las vayas a consumir el mismo día. Considera también productos en conserva o enlatados por su mayor duración, pero evita latas defectuosas.
Una vez en casa, la nevera es tu gran aliada. Aunque algunas verduras como cebollas o patatas resisten fuera, la mayoría de frutas y verduras se conservan mejor en las baldas o cajones específicos del frigorífico, donde la temperatura es más fría. Evita envolver frutas y verduras en plástico, ya que la humedad acumulada puede acelerar su deterioro. Es crucial separar las piezas maduras de las verdes para que la maduración no se contagie.
Guarda los alimentos en recipientes adecuados y tapados, idealmente de fibras naturales que permitan la transpiración, o herméticos con papel absorbente. Asegúrate de que tu frigorífico esté limpio y funcionando correctamente, especialmente en verano.
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Si has comprado demasiada fruta, la congelación es una buena opción en su punto óptimo de maduración. Carnes y pescados que no vayas a cocinar de inmediato también deben congelarse.
No dejes alimentos cocinados ni sobras a temperatura ambiente, especialmente durante la noche; guárdalos en recipientes tapados en la nevera o congélalos si no los consumirás en dos o tres días.
Adoptando estos consejos de conservación y planificación, podemos reducir el desperdicio alimentario en verano, un acto importante de responsabilidad diaria.
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