La salida de Rocío Monasterio, uno de los rostros más visibles de Vox, ha desatado una nueva tormenta interna en el partido de ultraderecha.
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Tras un periodo de tensiones acumuladas, su renuncia a la presidencia de Vox en Madrid ha puesto en evidencia las profundas divisiones y luchas de poder que atraviesan la formación liderada por Santiago Abascal.
El adiós de Monasterio, quien hasta ahora había sido una de las figuras clave del partido en la Comunidad de Madrid, no es más que el último episodio de una serie de crisis internas que han ido debilitando la cohesión de Vox.
Las disputas por el control territorial, los choques ideológicos entre sectores más radicales y otros más pragmáticos, y los egos de sus principales dirigentes están erosionando la base de un partido que, aunque ha crecido en los últimos años, parece condenado a la fragmentación.
Vox, un partido en decadencia
La caída de Monasterio ha puesto sobre la mesa las tensiones que enfrenta Vox desde dentro. El sector madrileño ha sido uno de los más combativos y, a su vez, problemáticos, en un partido donde las diferencias en la estrategia política son cada vez más evidentes.
Mientras algunos abogan por una postura más moderada para ampliar su base electoral, otros sectores, más fieles a los orígenes ultraconservadores, presionan por mantener un discurso duro y radical.
Monasterio, una de las defensoras de las posturas más extremas, había sido señalada en los últimos meses por su incapacidad para contener la desafección interna y por sus tensos enfrentamientos con miembros de su propio equipo.
Esto ha abierto un vacío de poder en Vox Madrid, generando incertidumbre sobre el futuro del partido en una de las plazas más importantes a nivel electoral.
¿El comienzo del fin para Vox?
El desgaste interno en Vox amenaza con frenar el ascenso de la ultraderecha en España. Si bien el partido ha logrado consolidar un espacio en el panorama político, esta nueva crisis interna pone en duda su capacidad para mantenerse unido.
La caída de Monasterio no sólo marca el fin de una etapa, sino que podría ser el preludio de un declive más amplio en una abierta guerra interna por el poder.
FUENTES: ElDiario.es : El País.com