Los testimonios de mujeres valientes llevaron al Opus Dei al banquillo, en una lucha contra la impunidad
Fausto 
Ilustración: El Solidario. Un grupo de mujeres ha conseguido lo que muchos creían imposible: sentar al Opus Dei en el banquillo.
En un hecho sin precedentes, un grupo de mujeres ha conseguido lo que muchos creían imposible: sentar al Opus Dei en el banquillo. Estas valientes han roto el silencio que durante años envolvió los abusos y maltratos sufridos dentro de la poderosa organización religiosa.
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Sus testimonios no solo revelan las prácticas abusivas a las que fueron sometidas, sino también cómo el Opus Dei ejerció un control total sobre sus vidas, negándoles derechos básicos y sometiéndolas a una explotación sistemática.
El proceso judicial en curso, que ha generado un gran impacto en la sociedad española, pone de manifiesto la importancia de denunciar estas prácticas que, durante décadas, han quedado ocultas bajo un manto de impunidad.
Las mujeres, la mayoría de ellas empleadas domésticas en instituciones vinculadas al Opus, relatan en primera persona cómo fueron captadas en su juventud con promesas de educación y trabajo, pero terminaron siendo explotadas laboral y psicológicamente.
Además, señalan que las autoridades religiosas les negaban sueldos justos y las mantenían en condiciones cercanas a la esclavitud.
Agresiones y encubrimiento
En una sociedad donde los abusos sexuales y de poder dentro de instituciones religiosas como la Iglesia han sido silenciados durante años, estas mujeres han levantado la voz para reclamar justicia.
“Es hora de que la verdad salga a la luz», declara una de las demandantes. Los abusos no se limitaban a lo laboral, sino que también se produjeron agresiones sexuales encubiertas por la jerarquía eclesiástica.
El Opus Dei, una de las organizaciones más influyentes de la Iglesia Católica, ha negado todas las acusaciones, pero el juicio abre una puerta para que más víctimas encuentren el valor de denunciar. L
as mujeres que han llevado este caso a los tribunales se enfrentan a un gigante, pero su lucha pone en jaque el sistema de encubrimiento y complicidad que durante años ha protegido a los abusadores dentro de la Iglesia.
FUENTES: ElDiario.es : ElPaís.com
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