El aumento desmedido de los alquileres y la precariedad habitacional están pasando factura a la salud mental de miles de personas en España.
La falta de acceso a una vivienda digna no solo empobrece, sino que también está erosionando la estabilidad mental de miles de familias. Según estudios recientes, el 38% de la población española ha experimentado angustia ante la posibilidad de perder su hogar. A medida que los alquileres se disparan, la precariedad se convierte en una constante que afecta tanto la salud mental como el bienestar físico de las personas.
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Un mercado inmobiliario desalmado: cuando el hogar se convierte en un lujo inalcanzable
Muchas personas han visto cómo su alquiler casi se duplica en los últimos años, llevando consigo ataques de ansiedad y el miedo constante a no poder recuperar su estabilidad. Historias así no son aisladas. Cada vez más, los jóvenes tienen que volver a vivir con sus padres tras no encontrar una renta que no le consuma el 30% de su sueldo. La falta de una vivienda digna ha retrasado proyectos de vida, mientras que la edad de emancipación en España alcanza un récord de 30,4 años, muy por encima de la media europea.
Este contexto ha empobrecido a cuatro de cada diez hogares que viven de alquiler, agravando la desigualdad y alimentando la precariedad. La salud mental no es solo una cuestión clínica; el acceso a una vivienda digna es clave.
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Fuente: El Diario