La llegada de inmigrantes a Teruel genera amenazas y odio, ¿es esta la respuesta a quienes huyen de la guerra?
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La llegada de 110 inmigrantes subsaharianos a Mora de Rubielos, un pequeño pueblo en la sierra de Gúdar, Teruel, ha desatado una tormenta de odio y violencia verbal que ha sacudido a la comunidad. Los migrantes, procedentes de países como Malí y Mauritania, huyen de la guerra y la persecución, buscando protección internacional en España. Sin embargo, la reacción de algunos sectores ha sido brutal: amenazas de muerte, discursos incendiarios y una comunidad dividida entre la solidaridad y el rechazo. Este aumento repentino en el censo ha dejado al pueblo en una encrucijada peligrosa.
Vox siembra el miedo: “No habrá presupuestos si no se corta este realojamiento”
El detonante de la tensión fue el discurso del diputado de Vox, Alejandro Nolasco, quien utilizó la llegada de los inmigrantes como herramienta política para amenazar al Gobierno de Aragón. “No habrá presupuestos este año si no se corta de raíz este realojamiento”, declaró Nolasco, avivando el fuego del odio y asociando a los migrantes con el crimen y la inseguridad. Estas palabras no se quedaron solo en el plano político; en cuestión de días, los trabajadores del hotel donde se alojan los migrantes comenzaron a recibir amenazas de muerte. “Ojalá ardáis todos dentro”, fue el mensaje que una recepcionista tuvo que escuchar por teléfono.
El alcalde de Mora de Rubielos, Hugo Arquímedes Ríos, denunció públicamente esta situación, calificando de “inhumano” y “vergonzoso” que alguien desee la muerte a trabajadores inocentes. A pesar de la denuncia, la tensión no ha cesado. Mientras algunos vecinos recuerdan con orgullo sus experiencias como migrantes en otros países, como Alemania, otros expresan su temor a la falta de empleo y la inseguridad, influidos por los discursos de odio.
El Gobierno de Aragón exige mayor seguridad, pero el clima de miedo persiste
Ante la creciente hostilidad, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, ha solicitado un aumento en la presencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (FCSE) para garantizar la seguridad en Mora de Rubielos. Sin embargo, las medidas de seguridad no cambian el hecho de que la llegada de estos inmigrantes ha sido manipulada políticamente, lo que ha intensificado la xenofobia.
Los inmigrantes, que reciben clases de español y apoyo social mientras se resuelven sus solicitudes de asilo, están lejos de representar una amenaza. “Estas personas no son criminales, huyen de la violencia y buscan un futuro mejor”, afirmó un portavoz de la ONG Accem. Sin embargo, el miedo y el odio han calado hondo, y la solidaridad que algunos vecinos expresan no es suficiente para contrarrestar la creciente tensión. Este episodio deja en evidencia la fragilidad social y la facilidad con la que los discursos de odio pueden poner en peligro a comunidades enteras.
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Fuente: El País